El paso de Béjar a los Zúñiga, hace 625 años

Hace 625 años, concretamente un 8 de junio de 1425, Béjar pasó a ser un Señorío dependiente de los Zúñiga, un hecho histórico que podría haberse quedado en simple anécdota, pero que acabó teniendo una relevancia crucial para el posterior desarrollo de la entonces villa de Béjar.

En lo que concierne al hecho en sí, el paso de Béjar a manos de los Zúñiga (o Estúñiga) llegó como consecuencia de la permuta que acordaron el rey Enrique III y Diego López de Zúñiga, intercambiándose las localidades de Béjar y Frías, pasando la hasta entonces realenga Béjar a los Zúñiga, y Frías a manos del rey.

Pero además, este intercambio entre el rey y Diego López de Zúñiga tiene mucho que ver con el hecho de que, actualmente, los bejaranos sean salmantinos. Y es que dicha permuta supuso que, con la reducción de las localidades con derecho a voto en Cortes y la pérdida del voto de Béjar tras las Cortes de 1391 (efectivo ya en las Cortes de 1425), esta quedase ligada a la ciudad de Salamanca, pasando con ello al Reino de León en lo regional. De este modo, Béjar quedó adscrita a la posterior provincia de Salamanca, un hecho para el que habrían presionado los Zúñiga, con intereses en dicho espacio, pues no hay que olvidar que localidades como Plasencia, Cáceres o Badajoz pertenecían también a la provincia de Salamanca y estuvieron representadas en Cortes por la ciudad salmantina desde el siglo XV hasta la separación de Extremadura en el siglo XVII.

No obstante, cabe preguntarse: ¿Cómo llegaron los Zúñiga a Béjar? En este aspecto, hay que decir que la permuta de Béjar por Frías se encuadra dentro de lo que podría considerarse un plan de consolidación y fortalecimiento del linaje basado en el control de ciertas rutas trashumantes. Y es que, desde que los Zúñiga compraron en 1312 Capilla (en la actual Badajoz), fueron ocupando lugares estratégicos en la actual Extremadura (entonces dependiente de Salamanca), tomando el control de lugares clave en los pasos de cañadas reales.

De esta manera, la permuta, que facilitaba a Diego López de Zúñiga (que por cierto, era Justicia Mayor del rey Enrique III) ser Señor de Béjar desde 1396, suponía hacerse con el control tanto de la villa de Béjar como de la Comunidad de Villa y Tierra que encabezaba, siendo este territorio decisivo para el control del paso de las Cañadas Real de la Plata y Soriana Occidental.

Por otro lado, los Zúñiga fueron poco a poco ampliando sus dominios, y al Señorío de Béjar o las localidades de Capilla (Badajoz) y Curiel (Valladolid), se sumaron con Pedro de Zúñiga localidades andaluzas como Gibraleón u Olvera. Una influencia en Andalucía que se amplió con la compra de Canillas en 1418. Además, en 1442 la Casa de Zúñiga recibió el Condado de Plasencia, y temporalmente, el Condado de Ledesma entre 1429 y 1441. Fruto de todo ello, los Zúñiga se confirmaban como la principal casa nobiliaria del sur de la actual Salamanca y norte de Cáceres.

Pero, sin duda, un momento clave para el refuerzo de la posición y prestigio de los Zúñiga fue el aumento de categoría nobiliaria del Señorío de Béjar. Y es que en el año 1485 el Señorío de Béjar fue elevado por los Reyes Católicos a la categoría de Ducado, siendo Álvaro de Zúñiga y Guzmán el primer Duque de Béjar.

De esta manera, ya asentados como Duques en Béjar, los Zúñiga hicieron palpable su presencia en la villa. Así, convirtieron la antigua fortaleza en el Palacio desde el que regían los destinos de Béjar, crearon la finca de recreo renacentista de El Bosque, financiaron obras en iglesias como Santa María, etc. Motivo por el cual el blasón de los Zúñiga, con su banda cruzada y su bordura de cadenas, sigue presente en numerosos puntos de la ciudad de Béjar.

Pero si por algo resultaron especialmente relevantes los Zúñiga en el devenir de Béjar, fue porque incentivaron la actividad textil en la localidad, dotándola de mayores adelantos y modernización, para lo cual trajeron a maestros pañeros desde Flandes en el año 1691 (al que debe su nombre la calle Flamencos de Béjar) que, junto a posteriores maestros pañeros venidos de otros lugares, permitieron colocar a la industria textil bejarana en una posición que favoreció su gran eclosión y desarrollo en los siglos XIX y XX.

Por otro lado, no podemos olvidar, en lo que concierne a los Zúñiga, que al haber sido el Duque de Béjar el mecenas de Miguel de Cervantes de cara a que éste pudiese publicar su novela "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha", Béjar tiene el honor de ser la primera localidad mencionada en esta obra, la más destacada de la literatura española, que se inicia con la dedicatoria de Cervantes al Duque de Béjar.

En todo caso, tras varios siglos de control sobre Béjar por parte de los Zúñiga, la caída del Antiguo Régimen a inicios del siglo XIX acabó con el poder de los Duques sobre la localidad y su alfoz. Sin embargo, Béjar, reconocida como ciudad en 1850, se erigió posteriormente como uno de los principales epicentros de la industria textil en España, aprovechando el desarrollo iniciado por los Zúñiga, un linaje clave para la ciudad que llegó a la misma hace ahora 625 años, y cuya huella permanece aún presente en buena parte de sus monumentos.