Para Antonio Colinas, desde Salamanca. Poema de Elena Díaz Santana

Elena Díaz Santana y Antonio Colinas

Dejo conocer otro de los poemas que me están llegando y que se incluirán en la antología "El ciego que ve", dedicada a Antonio Colinas y dentro del homenaje que se le tributará en el XXIV Encuentro de Poetas Iberoamericanos, previsto para los días 13 a 19 de octubre, por mí dirigido y formando parte del programa de actos de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes.

Elena Díaz Santana (Las Palmas ? Gran Canaria, 1964), licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca. Forma parte de la Junta Directiva de la Asociación Amigos de Unamuno de Salamanca. Poemas suyos aparecen en diferentes antologías, como las de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos, Decíamos ayer dedicada a Fray Luis de León, en el 2013; Explicación de la derrota a Aníbal Núñez, en 2017 o Por ocho centurias, dedicada al octavo centenario de la Universidad de Salamanca y a Diego de Torres Villarroel, en 2018. También en la Antología bilingüe Un extenso continente dedicada al poeta portugués Antonio Salvado; en Travesías del alma (doce escritoras con Teresa) en 2015; en Invitación al hombre Poetas contra la droga, en No resignación dedicada al maltrato en la mujer, en las antologías correspondientes al IV y V Encuentro de Escritores por Ciudad Juárez, en Poetas con el Sur Volumen para el grito, 2017 y en el libro de poemas oracionales, La sombra de la Cruz entre palabras en 2017. Participo en el II Encuentro dedicado a Fray Luis de León, celebrado en Salamanca y en la Antología publicada para la ocasión: Ab ipso ferro en 2018. Poemas suyos aparecen en la revista El Cobaya, dedicadas a Rubén Darío y a Gloria Fuertes; también en la revista Pasión de Salamanca y en Papeles del martes. Tiene publicado el poemario 'Al calor de tus manos' (2020), presentado en la ceremonia 'El poeta ante la cruz', en la catedral de Salamanca.

Antonio Colinas, Elena Díaz Santana y A. P. Alencart

LOS FRUTOS QUE NOS DEJAS

Para perderme?

en el misterio de las cosas humildes

Antonio Colinas

Desde aquel primer libro, Junto al lago

hasta En los prados sembrados de ojos,

cincuenta años de poesía celebramos.

El niño que eras, nació al asombro,

cuando la luz, crujió bajo tus pies pequeños

y con el alma pura, sin saberlo, sentías del mundo,

sus misterios.

Tu decir inspirado anhelamos, cuantos lo conocemos

y se torna sagrado lo humilde, como ofrendas.

En tus ojos hay nidos de mirlos

y las piedras de tu jardín hablan de armonía.

Los caballos que un día salieron a la noche

han regresado apaciguados a tu pecho, todo lo conocen,

han superado las pruebas,

pacen tranquilos en los prados del origen,

y sacian su sed junto al río.

Son dulces los frutos que nos dejas

y respiran en la luz, tu luz.

Te conocí en Salamanca,

al calor del oro de sus piedras y de su sabiduría,

recién venido de la isla blanca, de corazón turquesa.

Traías la experiencia de Italia

y trascendía tu ser el ansía de belleza.

Ahora pides callar,

sabremos respetar tu silencio,

pero aún hay lumbre en el lar de tu casa,

canciones en tu vida y en tu pecho.

Sálvanos contigo en la palabra,

haznos símbolo en tus versos.

Nunca podrán nuestros ojos superar tu mirada, maestro.