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Joaquín Ramos, un sabio del toro bravo
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LA OPINIÓN DE MIGUEL CID CEBRIÁN

Joaquín Ramos, un sabio del toro bravo

Actualizado 29/07/2020
Miguel Cid Cebrián

El exalcalde de Ciudad Rodrigo Miguel Cid Cebrián le dedica un artículo al fallecido apoderado taurino Joaquín Ramos

Joaquín Ramos, un sabio del toro bravo   | Imagen 1El llamado "mundo del toro", está conmocionado ante la súbita muerte de Joaquín Ramos, un mirobrigense considerado por todos un sabio del toro de lidia. Y es que, como un autodidacta se fraguó una carrera tan exitosa observando y, sobre todo, reflexionando y estudiando sobre ese animal único y misterioso, como es el toro de lidia. A todos los que le conocíamos desde niño, nos sorprendió que, de mero mozo de espadas, dignísima profesión, pasase a ser hombre de confianza de figuras como Joselito y José Tomás, y se convirtiera en un especialista del toro de lidia.

Recuerdo que, en una ocasión, El Capea, padre, me dijo que la persona que más sabia de toros era Joaquín Ramos. Y tenía toda la razón. Por ello, le invité al Senado para que en la Asociación Taurina Parlamentaria nos hablara de su especialidad. Me dijo, como quien atesora una fórmula secreta, que no le gustaba hablar en público del tema pero, dado nuestro paisanaje y amistad, accedió a ello. Y no se me ha olvidado su intervención por su perfecta estructuración y rigor. Sin duda, una sabia explicación de lo que poco se habla y menos se sabe. Nos dijo como estudiaba y analizaba los encastes de cada toro y, no sólo eso, también los antecedentes de ascendencia de hembras y sementales y el comportamiento de los lidiados. Igualmente, el biotipo y el llamado trapío dependiendo de la plaza donde iban a ser lidiados y un sinfín de datos que le llevaban a conclusiones en las que el porcentaje de acierto sobre el comportamiento del animal era muy alto. Ello le hizo que se convirtiera en el gurú del campo bravo. Y, además, su proverbial don de gentes le hacía que todas las puertas se le abrieran de par en par. Joaquín era, sin duda, un superdotado en su profesión a base de estudio y análisis, demostrando que el misterio de la bravura del toro podía ser en gran parte desvelado, si se hacían las cosas bien y con la inteligencia y el tesón que él ponía.

Su muerte, con sólo 54 años, nos ha sobrecogido a todos los que le admirábamos y queríamos, disfrutando y enorgulleciéndonos de su amistad y paisanaje. Ciudad Rodrigo ha perdido a uno de sus hijos más preclaros. Nuestra más sentida condolencia a sus padres, Paco y Conchita y hermanos, uno de ellos, José Luis, primer matador de toros mirobrigense y orgullo de Joaquín.

Aficionados y no aficionados le echaremos siempre de menos. Descanse en Paz.

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