Las bolsas de basura se acumulan junto a ríos, charcas y embalses demostrando la existencia de una sociedad sin respeto por el campo y el medio ambiente
Con la llegada del verano las bolsas de basura se acumulan en el campo, especialmente en lugares utilizados para disfrutar de una naturaleza a la que no se le guarda ni el más mínimo respeto. Las orillas de los ríos, charcas y embalses se convierten en auténticos basureros.
Esa es la imagen que desprende las proximidades de la balsa en la antigua mina de Golpejas, una situación que se repite cada año y en la que, al margen de la falta de civismo de los responsables de esta estampa, ninguna administración parece tener competencias para poner fin al problema.