Tras el pasacalles de la comitiva hasta la Plaza, se procedió a la despedida de la sardina y a una suculenta merienda de sardinas y chorizo
Plañideras con sus vestimentas de luto y niños portando la cruz acompañaban este miércoles al ataúd donde reposaba 'Catalina'. Era el tradicional entierro de la sardina, acto que ponía fin a las celebraciones del Carnaval en Villarino de los Aires.
Sobre las cinco y media de la tarde comenzaban los preparativos del entierro en las escuelas viejas, para seguidamente comenzar el popular pasacalles presidido por Elaine, que hacía las veces de Don Salido, el sacerdote encargado de oficiar los actos fúnebres por la sardina Catalina.
Entre las correrías de los más pequeños y los sollozos de las más emocionadas por la marcha de la sardina, la comitiva llegaba a la Plaza, lugar donde el 'sacerdote', con 'Andrea' de monaguilla, oficiaba la bendición de los presentes, hasta que Catalina fue arrojada a las llamas como símbolo de su paso al más allá.
A continuación, se daba paso a una suculenta sardinada hecha en las brasas, además de chorizo, todo regado con vino de Villarino o refrescos al gusto.
Con el entierro de la sardina, los vecinos de Villarino de los Aires ponían fin a las celebraciones del Carnaval, programa organizado por el Ayuntamiento y que ha tenido como principales protagonistas a los más pequeños, con un festival de disfraces, pasacalles y un taller de máscaras en la Biblioteca municipal, pero en el que los adultos también han tenido un papel significativo con concursos de disfraces, tortillas, tartas?