En la capea tuvo que ser devuelto uno de los astados, mientras que el desencierro solo lo completaron dos toros
Para la jornada de despedida de su Carnaval del Toro 2020, Ciudad Rodrigo ha reservado los toros más esperados de esta edición: los burracos de la ganadería de Los Bayones, siendo la primera vez que las fiestas grandes de Miróbriga cuentan con un encierro al completo de burracos. Su salida a la calle se produjo menos de una hora después de la recogida del Toro del Aguardiente de José Cruz, que había dejado un nivel de exigencia importante.
En lo que respecta al encierro de Los Bayones, la manada se disgregó por completo, subiendo poco a poco hacia la Plaza Mayor, básicamente de uno en uno, salvo tramos de coincidencia. Por ejemplo, al Registro llegaron en cabeza dos cabestros, seguidos a unos metros de distancia de un buey y dos toros, uno de los cuales se quedó un poco emplazado en el lugar, lo que hizo que fuera alcanzado por uno de los toros que fue llegando por detrás. De esta estancia en el Registro llamó la atención las numerosas veces en que los toros se fueron contra las agujas, provocando más de un susto entre los espectadores, e incluso alguna consecuencia física (entre aquellos que se vieron apurados para bajarse de la aguja).
En total, el encierro tardó en culminarse unos 22 minutos. Por cierto, que antes de iniciarse el mismo hubo un principio de pelea en la zona del Registro, en las agujas de baja altura, por una cuestión sobre el sitio y sobre la postura para ver los encierros. Al igual que ocurrió el Lunes, hubo que esperar a que fuesen las 12.00 horas para que comenzase la capea de la mañana. Durante ese tiempo de espera, empezaron a circular fotografías del paseo por Ciudad Rodrigo tanto de Morante de la Puebla como de Juan José Padilla.
En lo que respecta a la capea, los tres toros intervinientes se mostraron, en líneas generales, muy activos y dieron mucha sensación de peligro, aunque con un gusto increíble por rematar contra las barreras y los burladeros (de hecho, los tres llegaron a rematar contra un mismo burladero, el del Alguacilillo).
El primer astado tuvo una actuación 'normal' en el coso, mientras que el problema llegó con el segundo, ya que se había roto una pezuña previamente (en el encierro ya se le pudo ver así), por lo que fue devuelto a los toriles al poco tiempo de su salida. Posteriormente, hubo un tercer astado que salió a la plaza, y se sacó otra vez al primero, brindando un juego aceptable.
En la capea se volvió a demostrar por ejemplo la superioridad de Moha en el apartado de recortadores, el 'pacto de la concordia' entre recortadores y maletillas (aunque con algún que otro roce de vez en cuando), o las ganas de agradar de algún maletilla que incluso le dio unos pases al astado sentado en una silla (bueno, en realidad le dio el primer pase sentado, y el resto de pies, con la muleta en una mano y la silla en otro).
Concluida la capea, hubo que esperar unos minutos al inicio del desencierro, que estuvo protagonizado por tres astados de Los Bayones, de los cuales sólo dos llegaron a los toriles de San Pelayo, mientras que el tercero llegó aproximadamente a la altura del antiguo Cine Madrid, regresando a la Plaza Mayor, donde fue encerrado en los toriles. En ese desencierro se produjo la cogida más grave de lo que llevamos de Carnaval, un hombre que fue corneado con mucha virulencia en la pierna en la zona de los Pinos.
A lo largo de la mañana del Martes, en la enfermería de la Plaza se atendió a otras 5 personas: a las 9.07 horas, a una mirobrigense de 53 años por una fractura de su mano derecha; a las 10.54 horas, a un niño de 9 años por una pequeña contusión en la cara; a las 11.20 horas, a un mozo valenciano de 31 años, que había sufrido múltiples varetazos y una cornada interna en el muslo izquierdo; a las 11.30 horas, a una mirobrigense de 22 años con un esguince en el pie izquierdo; y a las 11.55 horas, a un mirobrigense por una pequeña herida nasal superficial.