El grupo teatral ‘Lazarillo de Tormes’ lleva la vida de Santa Teresa a Hervás

Un paisaje inigualable lo contempla; un cruce de rutas y gentes que a lo largo de su también larga Historia han dejado una profunda huella en este pueblo, punto de acogida de esos otros pueblos que sin embargo han dotado a la localidad de la peculiar personalidad que ahora la adorna. Hervás, localidad del norte de la provincia de Cáceres, reposa en la falda de la sierra de Béjar y se deja acunar entre los frescos brazos del río Ambroz que la rodea, y que a su vez da nombre al valle en el que se asienta. Tiene Hervás también un nombre curioso que tal vez se deba a la gran variedad de herbaje que se da en la zona, o a la influencia religiosa que ciertos mártires cristianos dejaron allí, como es el caso concreto de san Gervasio titular de su ermita. Sea como fuere, este bello lugar ha seguido siendo anfitrión de todos los que hasta ella llegan de forma consciente o accidental.

Desde el siglo XII se tiene constancia de su existencia. Templarios, nobles cristianos y judíos construyeron sin saber de su mutua colaboración un paisaje urbanístico a la altura de la Naturaleza que lo rodea. Este 2019 es el 50 aniversario de su reconocimiento como Conjunto Histórico-artístico, en el mismo año en que el futuro abriera una nueva puerta a la Humanidad con la llegada del hombre a la luna. Hervás abre también las puertas de la ciudad en este caluroso mes de julio a un acontecimiento teatral del que ya disfrutara hace cuatro años, pero que dejó tal huella que los hervasenses han decidido volver a recrearse con esta puesta en escena. "Teresa, la jardinera de la luz" es su título.

Aunque es bien conocido que una de las singularidades que este montaje ofrece es el hecho de ser representada en los altares de las iglesias, en esta ocasión el grupo teatral 'Lazarillo de Tormes' cambia de ubicación a esta singular "jardinera de luz", que fue dada a conocer en Hervás por primera vez en su maravilloso convento, y que ahora ha ocupado otro contexto no menos maravilloso. Una "corrala" o Patio de Comedias tan característico de nuestro siglo de Oro, y tan reconocido en espacios madrileños o manchegos, surge en Hervás con la construcción e un conjunto de apartamentos, 'La Platea', haciendo honor al espacio creado. Signo de los nuevos tiempos que en esta localidad no quiere abandonar sus raíces de acogida a sus visitantes eventuales, curiosos caminantes de la Ruta de la Plata que por aquí transcurre, o a aquellos que pasan sus merecidas vacaciones estivales en tan bellos parajes. Nombres de autores dramáticos se leen en cada casa, y un guiño a la cultura, el ocio y el formidable ambiente que el pueblo ofrece en cualquier época del año, crearon la atmósfera necesaria para una representación que es capaz también de trascender tiempos y gentes.

Ante la espectacular verosimilitud que "Teresa, la jardinera de la luz" ofrece, los espectadores podían imaginar a las hermanas de Teresa con sus rudos hábitos de estameña llegando a la localidad para contar su historia, después de refrescarse en las indómitas aguas de La Chorrera, cruzando el puente Pedregoso hasta llegar al bosque de castaños de san Andrés para rezar brevemente en la ermita de san Gervasio, porque el tiempo apremia y su madre agoniza. El debate enconado que mantienen con el representante de la Inquisición que subido a un púlpito las espera, es el toque de aldaba que permite al público volar en el tiempo, mientras escucha sorprendido la universalidad que la Historia permite con el relato de las vidas que la conforman. El barrio judío de la localidad con su enmarañada estructura de callejuelas se hace presente junto a la vida que en escena se relata, como la intolerancia y poderío de los nobles que también Hervás conoció, o la propia que surge ante otras ideologías o religiones, dignas, para otros de hoguera. Que mucho sabrían de eso Templarios, judíos y conversos...

De lo que sí volvieron a saber las gentes de Hervás fue de la libre vida que una monja del XVI tuvo y contagió en otros y que a lo largo de los siglos ha permanecido en sus escritos, Fundaciones y lírica que 'Lazarillo de Tormes' ha conseguido convertir en relato dramático de obligado conocimiento. Los siglos no parecen pasar por la existencia de esta mujer moderna dentro de unos esquemas que parecen imposibles para tal perfil, que arranca ovaciones allá por donde va, haciendo de unos diálogos, textos y música del XVI una réplica de nuestro tiempo como lo es la magnífica del órgano del maestro Salinas que el grupo pone en escena, para recrear todo el montaje con las notas que salen del que parece ser el mismo Salinas por su magistralidad. Todos "convertidos" por el teatro.