Pésanchez, investido o embestido

El aspirante a presidente de Gobierno, Pésanchez, ha lanzado en su discurso de investidura un programa de Gobierno (aún no pactado) que tiene que ver poco con la Izquierda y los progresistas. Es más bien de rango socioliberal, o de una socialdemocracia descafeinada. Ese programa está hecho al dictado, sin disgustarles, del Ibex 35, de la troika de la UE y de los poderes fácticos y financieros.

Ese es el principal escollo para la investidura de Pésanchez, no el veto a Piglesias como vicepresidente. Sus colegas podemitas ?los que estén supuestamente en ese Gobierno de coalición como ministros o altos cargos? piensan como él sobre el tema catalán, los presos políticos y demás asuntos socioeconómicos.

Es muy significativo que el Plan de Estabilidad económica ?diseñado por las ministras Calviño, Montero y Valerio? se preocupe más de deducir gastos para pagar la deuda con la UE, que acometer la derogación de la normativa laboral y de pensiones, y que explore el futuro de estas basándose en la ´mochila austríaca´.

El discurso de Pésanchez ha sido ambiguo, lamentable, flojo y sin concreciones ?más de lo mismo ya prometido y no ejecutado?. Y lo es porque no puede hacerlo de otra manera al no tener aún el pacto firmado y armado con ningún partido de los que pretende apoyo. Sus posibles socios para investirle se quejan de su escasa capacidad para negociar. Y él, erre que erre, ofrece y pide al PP y a Cs que se abstengan y no bloqueen la investidura en aras a una (utópica) lealtad al constitucionalismo.

No me extraña que se hayan cabreado sus socios de la moción de censura a Rajoy, y sobretodo su preferente socio Unidas Podemos. No se fían de él y se ven ninguneados por los sociatas en las negociaciones.

Pésanchez sabe perfectamente lo que le ha dicho Piglesias. "Si no hace una coalición con Unidas Podemos, si no pacta con ellos, no será presidente nunca".

Y es verdad que esta afrenta del PSOE ?decir que quieren pactar con la boca chica? puede tener consecuencias muy nefastas para todos. Entonces, más que investido, Pésanchez sería embestido ´in aeternis´, después de cuatro investiduras fallidas. Y así se lo recuerdan sus posibles socios de investidura.

A este paso lo que el altivo y displicente Pésanchez pretende ?sin dar casi nada a cambio? es volver a la casilla de febrero de 2016, pero a ´pior´. Y luego quejarse ?como hizo en la entrevista con Evole? que le obligaron a prescindir de Podemos los poderes fácticos y mediáticos.

Las previsiones del CIS ?de su colega Tezanos? y las de su asesor de marketing, Iván Redondo, dan a Pésanchez vencedor supremo en las elecciones de noviembre, si las hubiera. Pero se autoengaña el líder sociata, aunque crea que el PSOE es el que tiene menos que perder, al acudir de nuevo a las urnas, si no se pacta con él, o no se abstienen unos y otros en su primera (julio) y segunda (setiembre) investidura.

El miedo otra vez a la ´derechona del trifachito´ ?con la amenaza de unas nuevas elecciones?, ya asusta menos que en marzo. No se puede ir lanzando constantemente ultimátums, pues tanto va el cántaro a la fuente que?, o aquello del ´lobo que viene´, hasta que llegó de verdad y la armó parda.

Mientras tanto, Piglesias en este sarao, va también de algo "arrogante y temeroso"?Así, a ver cuánto les dura a los dos tanta zafia egolatría. Otros creen que "tarde o temprano rectificarán Pésanchez y Piglesias". O no.

Si la previsión preelectoral marra y la ´derechona trifálica´ (Cs, PP y Vox) reúne más votos, además de un gobierno de Colón, tendremos a millones de votantes progresistas y/o de Izquierda profundamente cabreados, desmoralizados y sin alicientes políticos, exigiendo cambios de liderazgos y programas a PSOE y Unidas Podemos. O se explorarán, cabizbajos, otros nuevos caladeros políticos.