El Ciudad Rodrigo CF se despide de su afición y de su gran capitán de la última década

El equipo Senior del Ciudad Rodrigo se despidió en la tarde dominical hasta la temporada que viene de su parroquia, que esta temporada ha sufrido más de lo deseado debido a una trayectoria muy irregular de los suyos, en la que se han alternado victorias de lo más satisfactorias (como justamente en el anterior partido en casa, contra el Villa de Simancas) con dolorosos 'batacazos' (que tampoco hace falta recordar con nombres y apellidos).

La próxima vez que se produzca el reencuentro entre equipo y parroquia seguramente se habrán producido unos cuantos cambios en la plantilla mirobrigense, estando ya confirmado uno, que no es ni mucho menos uno cualquiera: en las filas del Ciudad Rodrigo no estará a la vuelta del ansiado verano el gran capitán del equipo durante la última década, Víctor Gómez, que ha decidido colgar las botas (aunque se mantendrá vinculado al Club).

La retirada de Víctor se produce tras nada más y nada menos que 17 años defendiendo los colores del Club, 11 de ellos en el primer equipo, en los que ha vivido un carrusel de emociones con varios ascensos y descensos, quedando como episodio más brillante de esta década de pasión y sacrificios futbolísticos el ascenso y posterior estancia en 3ª División, así como el triunfo en la fase regional de la Copa Federación, que hicieron incluso que el Ciudad Rodrigo jugase fuera de las fronteras de Castilla y León.

Como Víctor ha anunciado su despedida por anticipado (haciéndola 'coincidir' con el anuncio de su entrada en política), se le pudo despedir a lo grande en el último encuentro en casa de la temporada frente al Peñaranda de Bracamonte, que ni mucho menos estaba para 'fiestas', ya que se jugaba el todo por el todo para acabar la liga 2º y de este modo poder llegar a ascender a 3ª por arrastre dependiendo de lo que ocurra en los playoffs de ascenso de 3ª a 2ªB.

Precisamente, lo que se estaba jugando el Peñaranda hizo que se desplazasen a Miróbriga numerosos aficionados morados, que le dieron ambiente y colorido a un Francisco Mateos que tenía menos aficionados propios de lo habitual debido por ejemplo al fin de fiesta de la Liga Comarcal Prebenjamín del III Columnas en Conde de Foxá o al bloque taurino de las fiestas de Carpio de Azaba (aunque algunos fieles lo sustituyeron por ser testigos directos de los últimos minutos de Víctor sobre el césped).

El homenaje al gran capitán comenzó en los prolegómenos del encuentro. Tras salir todos los jugadores de la mano de peques de la cantera luciendo una camiseta dando las ¡Gracias! a toda la afición, la directiva del Club mirobrigense hizo entrega a Víctor de una zamarra del Club personalizada, con su dorsal 'histórico' y su nombre. En el anverso de la misma, los que han sido sus compañeros en la caseta del Ciudad Rodrigo CF esta temporada (que a la postre han sido los últimos de su carrera deportiva tras haber coincidido con varias decenas), le habían estampado cariñosos mensajes de despedida.

Desde la megafonía se fue contando la razón de ser de la entrega de esa camiseta, antes de que Víctor cumpliese por última vez una de las obligaciones de todo capitán: tomar parte en el sorteo de campos. Una vez el encuentro en marcha, Víctor ocupó el lateral derecho como ha venido siendo habitual en los últimos tiempos, siendo un curioso símil de la nueva vida política (orientada a la derecha) en la cual entrará oficialmente una semana después de este partido.

El gran momento de la despedida definitiva llegó en los instantes finales de la tarde. Coincidiendo con la llegada del tiempo de descuento, se produjo la sustitución de Víctor, quién abandonó el terreno de juego en un emotivo pasillo integrado por sus compañeros de equipo, mientras tanto ellos como todos los presentes le brindaban una larguísima ovación de despedida.

Finalizado el encuentro, todos los jugadores salieron al campo a saludar a la afición, aprovechando para mantear a Víctor, quién a continuación apuró sus últimos instantes sobre el césped del Francisco Mateos con la camiseta del Ciudad Rodrigo puesta realizándose unas cuantas fotos con amigos, con su familia (tras un emotivo abrazo con su madre), así como con 'el futuro', es decir, con jugadores del Juvenil que ahora deberían darle el relevo tanto en el juego como en el liderazgo.

Precisamente, uno de ellos, Antonio (juvenil todavía de primer año), saltó al terreno de juego en los instantes finales, teniendo incluso una opción para marcar y haber igualado la ventaja que había adquirido unos minutos antes el Peñaranda de Bracamonte (en el 82'). Porque sí, lo que hubo en la tarde del domingo realmente fue un partido, aunque teniendo en cuenta que no acabó bien, es preferible centrarse en el adiós de uno de los emblemas del Ciudad Rodrigo.

Se supone que a partir de ahora será un fiel de la banda, estando asegurada de todas formas su presencia en todos los partidos en el Francisco Mateos, ya que Víctor fue uno de los encargados de ponerle voz a esa versión del himno del Ciudad Rodrigo que se grabó en aquel año en 3ª, y que sigue sonando de forma intensa, por su propio valor, y como recuerdo de aquella inolvidable etapa.

Como ya hemos dicho más arriba, Víctor Gómez 'cambia' los bancos de los fríos -algunos sí, otros no- vestuarios de fútbol por la bancada del ?este sí bastante frío- Salón de Plenos del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, que al menos es más mullida. Entre las múltiples diferencias de uno y otro mundo, su duración: mientras que un partido de fútbol tiene un horario fijo de inicio y uno muy aproximado de finalización, los plenos del Ayuntamiento se sabe cuándo empiezan pero no cuando acaban.

Pero como todo en esta vida, en algún momento llega la hora de ponerle fin, como a una brillante trayectoria deportiva que, cimentada pasito a pasito, queda como ejemplo para el futuro de buen hacer y saber estar, porque, si en algo está de acuerdo todo el mundo que ha coincidido con él, es que Víctor, aparte de buen jugador, es un gran tipo que ha honrado el brazalete que ha portado durante todos estos años. Se acaba una época. Y cada uno a su manera, le vamos a echar de menos.