El regreso más triste al hogar
La Hermandad del Amor y de la Paz vuelve a la iglesia nueva del Arrabal tras darse la vuelta por la lluvia
El Amor y la Paz se quedaron a las puertas del casco histórico. Cuando parecía que la primavera este año sí iba a lograr cruzar el Puente Romano, la lluvia mandó de vuelta a la hermandad arrabaleña a su lugar de salida. Sin perder ni el sitio ni la esencia, los faroles alumbraban el camino de regreso de una hilera de capuchas blancas que daban cobijo a lágrimas. Los plásticos no impedían contemplar y admirar al Cristo del Amor y de la Paz y a María Nuestra Madre. "Ha sido un honor cargar con vosotros. Os deseo lo mejor para vosotros y vuestras familias. Y no lloréis, que el año que viene salimos". Palabras de ánimo entre la emoción del encargado de dirigir la campana que abre el desfile, que ahora, dada la inversión de orden del cortejo, lo cerraba antes de que la Madre y el Hijo se separasen bajo la lluvia para reencontrarse tras el esfuerzo de sus pies, brazos y hombros bajo el techo de su hogar procesional.
Fotos: Alejandro López