El popular pastor Ángel Rico tuvo que asumir la 'dirección' interna de la capea tras un 'principio' de pelea iniciada por un recortador
El coso taurino de la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo viene siendo escenario desde hace unos cuantos años -desde que los recortes se han puesto de moda- a una 'batalla' en las capeas entre recortadores y maletillas, ya que cada colectivo quiere ponerse el mayor tiempo posible delante del toro, creyéndose además los recortadores muchas veces los 'reyes del mambo', cuando justamente la tradición de Miróbriga es la de los maletillas.
Parecía que en las últimas ediciones se había llegado a un status quo, siendo los recortadores los primeros en medirse a cada toro, tomándoles posteriormente el relevo los maletillas (estando las disputas dentro de cada colectivo por ver quién intervenía). Sin embargo, de forma inesperada, en la mañana del Martes se vivió una escena esperpéntica en el coso taurino, con un conato de pelea entre ambos colectivos en mitad de la arena, al lado de uno de los toros de la ganadería de Talavante protagonistas de la jornada de despedida del Carnaval.
Estos astados habían ofrecido antes un buen encierro, en el que la manada llegó al Registro en fila india, con unos metros de separación entre toro y toro (excepto dos que lo hicieron juntos), todo ello con varios cabestros por delante y por detrás. Dentro del encierro, lo más destacado fue que uno de los toros volvió varias veces al Registro: este astado, el último de la manada, cruzó la bóveda (de hecho ya iban muchos corredores detrás de él), pero se volvió, alcanzando el Cuerpo de Guardia del Registro, donde la puerta ya cerrada detuvo su intento de regreso.
A continuación, recobró la senda correcta para volver a meterse en la bóveda, pero de nuevo salió otra vez al Registro, algo que haría una tercera vez. En este caso, estas salidas posteriores estaban 'motivadas': desde la organización se indicó a todo el mundo que había que retener un poco al toro, ya que la puerta de la calle Madrid estaba cerrada, ya que los otros toros estaban en la arena esperando a entrar en toriles. Es decir, se prefirió meter a estos en toriles antes que mantener la puerta abierta y que pudieran volverse.
Debido a esta circunstancia, el encierro se acabó por prolongar 20 minutos. A partir de ahí se inició un tiempo de espera hasta las 12.00 horas, momento en que comenzó la capea, en la que hubo 4 astados, repitiéndose uno de ellos. Los astados ofrecieron en todo momento buen juego, permitiendo el lucimiento de recortadores y maletillas y el entretenimiento de los espectadores que abarrotaban la Plaza pese a ser ya Martes de Carnaval.
Pero, como decíamos más arriba, la capea se revolvió al igual que el día (las nubes empezaron a presidir el cielo y bajó la temperatura). En un momento dado, con los recortadores y maletillas alineados uno a cada lado, y por alguna cuestión de quién iba a ponerse delante del toro, uno de los recortadores (el único con gafas de las imágenes) se echó una carrera para ir a pegar a uno de los maletillas (mientras otro estaba dándole unos pases al astado). Rápidamente acudieron varias personas más de cada colectivo a separar (aunque algún recortador también quería bronca), así como miembros de la organización a poner paz.
El recortador que había pegado al maletilla se puso más tarde delante del siguiente toro, llevándose posiblemente la pitada más grande que se ha dado a un recortador en Ciudad Rodrigo. La capea pudo seguir adelante gracias a la labor del famoso pastor Ángel Rico, que asumió la 'dirección' interna de la misma, marcando los tiempos de intervención de recortadores y de maletillas, e incluso repartiendo turnos dentro de cada colectivo, manteniéndose en todo caso la sensación de tensión en el ambiente (aunque tras la capea algunos miembros de cada colectivo estuvieron dialogando amigablemente).
Esta no fue la única bronca de la capea. En otro momento dado, hubo un momento de tensión y jaleo entre al menos una persona que estaba en la arena y otras dos que estaban en los tablaos (una de las cuales 'iba' con los que estaban en la arena), sin que podamos precisar el motivo. En este caso, también tuvieron que acudir efectivos de la Plaza para poner calma.
Esa bronca tuvo lugar justo en la zona donde había sido revolcado unos minutos antes un maletilla, al que no le dejaron espacio para meterse en el burladero. Este maletilla, de San Fernando de Henares (Madrid), tuvo bastante suerte y sufrió únicamente un varetazo en la cara posterior del muslo derecho. El joven fue dado de alta en la enfermería y regresó a la Plaza, incluido a la arena, viéndoselas con otro de los toros, lo que le hizo merecedor de una gran ovación.
Tras esa tensa capea, llegó el momento del desencierro, en el cual bajaron por delante los cabestros y posteriormente tres toros algo descolgados. Este desencierro duró unos 17 minutos en total, dejando otro herido de relevancia: un hombre de 38 años de San Sebastián de los Reyes que sufrió un traumatismo en el tórax (al parecer le impactó el cuerno de un toro). Tras ser atendido en la Enfermería de la Plaza, fue enviado al Hospital Clínico de Salamanca con pronóstico reservado.