No faltó la esperada rotura de cántaros en la calle El Caño y el lanzamiento de huevos por los invitados
Aún son muchos los pueblos en los que perdura la tradición de celebrar los 'quintos', una fiesta que tras la supresión de la 'mili', ha pasado a simbolizar el paso de la adolescencia a la madurez, pero que los mozos y mozas de Vitigudino continúan celebrando, como ya hicieran sus padres y abuelos el primer fin de semana de cada mes de febrero.
Después de la intensa noche pasada, en la que los quintos rompían el silencio de la madrugada con el estruendo de cohetes y petardos, sin duda el acontecimiento más esperado por todos llegaba este sábado en la calle El Caño.
Pasadas las cinco de la tarde, la rotura de cántaras atrajo a decenas de personas entre niños, jóvenes y padres, que no querían perderse este tradicional acto en el que el contenido de las vasijas era sustituido por potingues de tan difícil descripción como el hedor que desprendía alguno de ellos. A lomos de un burro, y con el retumbar de los petardos de fondo, quintos y quintas pasaban bajo una lluvia de huevos, con los palos en ristre como si de una lanza se tratara para conseguir el objetivo final, romper las cántaras.
A la fiesta se sumaban también los quintos 2018, y como invitados, los que serán 'llamados a filas' el año próximo, así como los valientes espectadores que, a pesar del frio de la tarde, acudían a acompañar a los jóvenes en esta segunda jornada de festejos.