Nace de nuevo la luz en Zamora

A pesar de que ya visitara la capital zamorana en el primer trimestre de este año, el grupo de teatro salmantino Lazarillo de Tormes, lo vuelve a hacer en este otoño para poner en escena su tan demandada obra 'Teresa, la jardinera de la luz'. Luminoso y fructífero 2018 para estos actores aficionados que han demostrado representación tras representación, el grado de profesionalidad alcanzado con la puesta en escena de una obra, que a pesar de la calidad que encierra en sí misma, gracias a un magnífico guión de Denis Rafter, ellos han sabido redondear. Y a pesar de la cantidad de actuaciones que en este ya clausurado Año Jubilar Teresiano han llevado a cabo con el entusiasta patrocinio de la Diputación salmantina, no han dejado por ello de lado otros compromisos en otros puntos fuera de la geografía de la provincia charra.

La buena aceptación de 'Teresa, la jardinera de la luz' a lo largo de los más de tres años que lleva en escena, ha tenido sin duda, un elemento favorecedor para que su difusión haya sido sencilla, pues no ha habido localidad que no haya podido ofrecer el escenario adecuado, el altar de una iglesia. La gratuidad con la que este grupo ofrece además su trabajo, ha hecho el resto para que un gran número de personas hayan podido acceder a un fenómeno cultural como es el del teatro, que tan arraigado está en nosotros, y que tanto refleja nuestra vida en todos sus aspectos. La satisfacción que en este 10 de noviembre ha emanado para actores y público de nuestra ya afamada 'jardinera de luz' se respiraba en el ambiente sencillo y diferente de una parroquia como es la de La Natividad de Nuestra Señora, de una Zamora tan llena de riqueza románica por todo su casco antiguo.

Sin embargo la gran riqueza en esta tarde llegó de la mano de la gente de un barrio humilde cuya parroquia de apenas 45 años estaba llena de otro tipo de valor, el humano, el que emana de gente sencilla que ofrece lo que tiene para compartir juntos. Una construcción que antes albergó una escuela, y cuya guardería aledaña recuerda la importancia de la educación en cuerpo y alma como la que tuvo Teresa de Jesús. Nada mas cercano al espíritu de la carmelita, tan bien dibujada frente a estos espectadores de la mano de unas actrices que bajo sus hábitos de paño de estameña, consiguen la magia de que los asistentes se trasladen con ellas al ambiente del convento de esta Orden de Descalzas de Alba de Tormes, donde su madre agoniza. Es otoño también, pero allá por el siglo XVI, y un padre dominico, encarnado en un actor que sobrecoge a las hermanas, recuerda el cerrado, varonil e inquisitorial mundo, en el que una monja diferente, como lo era Teresa, no tenía cabida.

La belleza de los cuadros escénicos, la fuerza y elocuencia de los diálogos, la contundencia de las palabras que llegan en las voces de las monjas carmelitas que nos hablan de su maestra, y los bellos poemas de amor a aquel Nazareno que la conquistó, se envuelven en la música renacentista que interpreta el maestro Salinas en su propio órgano. Se trata de lo mismo que en cada representación ofrece 'Teresa, la jardinera de la luz', pero que también en cada una de ellas parece único, diferente, recién nacido, como la advocación que la parroquia zamorana de la Natividad nos recuerda, y que así consigue transmitir el grupo de teatro 'Lazarillo de Tormes' ante cada público que los recibe, siempre especial también en cada ocasión.

Al igual que unos humildes hábitos de paño de lana de oveja, se posicionan en torno al eje común que fue para ellas Teresa, abierta, dispuesta a compartir sus vidas, cinco barrios de esta capital del Duero se circunscriben alrededor de su parroquia, joven, humilde, sin riqueza ornamental, ni siquiera campanario con campanas que aglutinen a sus parroquianos, pero siempre abierta para todos los que a ella se acercan y en cuyo párroco, don Paco, encuentran el sonido de palabras de acogida y el rico muro en el que apoyarse. Emocionado con el reconocimiento de la fuerza que la estela de Teresa de Jesús dejó en el escenario en el que se convirtió el altar de La Natividad, compartió con sus feligreses una tarde de teatro hecha vida, como los 25 de la suya dedicada a ellos, como las 250 veces en escena que 'Lazarillo de Tormes' ha dedicado a Teresa de Jesús a través de su 'Teresa, la jardinera de la luz', y que en esta tarde se cumplían. Bellas efemérides para recordar que después de 500 años desde que aquella carmelita reformara su Orden para luchar por un mundo más justo y libre, hay frutos que siempre siguen naciendo a la luz de otro grado de belleza, de otra clase de éxito.