Luis Natera, un poeta canario en la Sala de la Palabra

La salmantina Sala de la Palabra del Teatro Liceo se llena de acentos canarios y evocación de olas y versos con la presentación de la antología del poeta de Las Palmas de Gran Canaria, Luis Natera Mayor. Considerado uno de los principales poetas de las islas, el autor, fallecido en el 2013, tuvo una intensa vinculación con Salamanca, en la que estudió Filosofía y Letras y con la que mantuvo siempre una relación de afecto que la ciudad le devuelve acogiendo en su espacio más poético, la antología de sus poemas.

Profesor de francés y lector en el país vecino, Natera se caracterizaba, según su amigo Adolfo García, por ser una persona muy afable, colaboradora, cercana y entregada a su tarea docente y a la poesía que practicaba sin ningún tipo de alarde. Una sencillez y una humildad que, según Adolfo García, amigo, compañero de trabajo e impulsor de los reconocimientos al poeta canario, en cierto modo evitó que su obra fuera más conocida. Un hombre, a la manera machadiana, bueno.

Son los versos de Natera, para la poeta Elena Díez Santana, a quienes todos consideramos nuestra pese a ese acento de insulares dulzuras que delatan su origen canario, un recorrido por la métrica tradicional que practica el soneto y que no teme el verso blanco y el verso libre para crear un paisaje poético que, para Santana, tiene más de paisaje interior que de poesía paisajística. Una poesía, traída al público salmantino, desconocedor de la obra, por dos voces también muy conocidas en el ámbito literario de la ciudad, la de los rapsodas María Ángeles Gutiérrez Tabera y José María Terrones. Poesía vinculada con la música, a la que ha puesto notas Luis Fajardo, acercando aún más una obra ya de por sí cercana.

Obra vinculada a Salamanca y vinculada a la figura de otra de nuestras poetas profesoras. Partícipe en el acto y en la antología como prologuista, la poeta, profesora e investigadora Sagrario Rollán, hace su particular lectura de Natera desde el afecto y el recuerdo. Ambos están ligados a la poesía y a la lengua francesa, la poeta se doctoró en Lovaina con una tesis en francés sobre un poeta místico que, con posterioridad, influyó en la poesía de Natera, y además, ambos compartieron docencia y amistad en uno de los primeros destinos de la poeta salmantina. Sagrario Rollán, desde el rigor y el afecto, comienza su intervención diciendo que el poeta estaría muy honrado y sonrojado por este homenaje en Salamanca, ciudad muy ligada a su persona.

Para Sagrario Rollán, la de Natera es una poesía del dolor y la memoria, una poesía que recorre el paisaje interior y que deja atrás una juventud jubilosa y entregada en Salamanca y París para constatar, con el paso de los años, la irremediable dureza de la vida. Una poesía que es un ejercicio de paciencia y de aceptación, ligada, según la autora, a la poesía de San Juan de la Cruz, Rilke y Pessoa, y vinculada con aquellos autores místicos que con la poesía se acercan al conocimiento.

Conducido por Elena Díaz Santana, el acto, íntimo y cercano, riguroso y medido en un equilibrado duetto de análisis y lectura de poemas, nos trae a la ciudad la obra y el aliento marino, insular de un poeta que nunca olvidó sus años salmantinos. Un poeta de la bonhomía, de la sencillez, de la poesía cercana que bebe directamente de la tradición más exquisita para nombrar la vida con versos de una profundidad inusual. Esa poesía, de ecos marinos, insulares, que a los salmantinos nos recuerdan el destierro en Fuenteventura de Unamuno, y la lejanía que conjuramos con la palabra. Palabra en eco convertida, devuelta a las aulas de la mocedad, traída por las olas del afecto.

Charo Alonso

Fotos: Alberto Martín