Cabeza del Caballo, Valderrodrigo, Bogajo, Saucelle y El Manzano mantienen vivas en octubre unas fiestas que ensalzan la fertilidad de la mujer y de los campos
Madrinas, mayordomas y sus cuartilleras o rosquilleras, según cada pueblo. Esas son las tres figuras principales que protagonizan el mes de octubre en el oeste salmantino junto a la Virgen del Rosario, imagen a la que se dedican ofrendas, bollos, roscas y ramos de melapios en señal de devoción, una tradición que tiene su origen en costumbres paganas y que con la llegada de la cristianización la Iglesia supo adaptar para dar gracias así a la madre de Dios, antes a la madre tierra, por los frutos dados finalizado el estío y recogida la cosecha. También, y quizá con mayor simbolismo, en esta fiesta se representa la fertilidad, de la tierra y de la mujer, pues eran mozas casaderas las que se encomendaban a la Virgen para lograr marido y darle así el fruto de su vientre en forma de hijos.
Cabeza del Caballo, Valderrodrigo, Bogajo, Saucelle y El Manzano celebran este mes sus fiestas en honor a la Virgen del Rosario, y en todas ellas figuran las roscas o bollos maimones como denominador común, aunque con algunas diferencias. Este es el caso de Saucelle, donde sus madrinas entregan en ofrenda roscas de piñonate en lugar de bollos, auténticas obras de arte realizadas con granos de almendra, como las que se realizan en Mieza para ser entregadas en septiembre a la Virgen del Árbol. Precisamente, en ese mes, también Nuestra Señora ?aunque con distintos nombres? cobra especial protagonismo en Encinasola de los Comendadores, Villares de Yeltes, Fuenteliante o Sardón de los Frailes, si bien todas ellas mantienen o han mantenido hasta hace muy poco la tradicional ofrenda de roscas y su subasta, a las que se suma ahora en agosto Bermellar y su Virgen de la Peña de Francia, otro caso no menos llamativo.
Sin duda, las singularidades más destacadas de estas celebraciones en el oeste salmantino vienen de Cabeza del Caballo y Bogajo. En la primera, madrinas y cuartilleras entregan frutos de la tierra a la Virgen del Rosario, que suelen ser cereales y otros productos elaborados como el queso, y que las cuartilleras portan en cuartillas de madera sobre sus cabezas durante el pasacalles camino de la iglesia antes del rosario. De este modo, a diferencia de cómo trascurre esta fiesta en el resto de localidades, en Cabeza del Caballo no se ofrecen ni se subastan roscas dedicadas a la Virgen, aunque nunca falta el baile de la rosca para conmemorar que esta fiesta venía a ensalzar la imagen de mozas casaderas en el pueblo.
Ramos de melapios en Bogajo
Y si la imagen de las cuartilleras en Cabeza del Caballo pone una de las notas peculiares a estas celebraciones del primer domingo de octubre, no menos lo son los ramos de melapios con rosquillas en Bogajo. La ausencia de jóvenes casaderas en los pueblos ha sido una de las causas por las que esta fiesta se ha ido desvaneciendo con el paso de los años hasta su desaparición en muchos de nuestros pueblos. Sin embargo, Bogajo ha sido una de las localidades que ha logrado recuperar esta fiesta después de varios años desaparecida.
La singularidad de la fiesta de las madrinas en Bogajo estriba en distintos factores. Además del ramo, figura coincidente con estas celebraciones en algunos pueblos de La Sierra, en Bogajo se celebraban dos días de fiesta principales y que discurrían en el primer y segundo domingo de octubre, el primero dedicado a la Virgen del Rosario y el posterior al Niño Jesús. Así, las mozas casaderas eran las encargadas de honrar al Niño en el segundo fin de semana de octubre, y en el primero lo eran las madrinas, mujeres en matrimonio, cuatro cada día. En cuanto al ramo, está formado por melapios, fruta de invierno de aspecto similar a la pera, y que se atan con varias rosquillas a un palo que hace de mástil coronado por una granada, también fruta de invierno. Junto con las roscas de bollo, los ramos son subastados en ofrenda a la Virgen del Rosario.
Programas festivos
Además de los actos religiosos en honor a la Virgen, misas, rosarios, procesiones y ofertorios, los ayuntamientos de cada municipio dedican un esfuerzo importante a mejorar los programas festivos para mantener vivas estas fiestas.
Degustaciones, festejos taurinos, pelota a mano, folclore, teatro, pregones y verbenas son parte casi imprescindible de estas celebraciones en la mayoría de las localidades, que eligen el primer domingo de octubre como fecha para el Día Grande de las fiestas, en su mayoría, porque en este 2018 Sardón de los Frailes y Bogajo se han salido en parte del guion, el primero para celebrar esta fiesta el último fin de semana de septiembre.
Así pues, para el primer fin de semana de octubre se esperan fiestas en Valderrodrigo, Cabeza del Caballo, Saucelle y El Manzano, mientras que Bogajo retorna al segundo domingo de este mes, día dedicado tradicionalmente en esta localidad a las madrinas.