Su nombre se justificaría por la presencia de artesanos bordadores , pero también por los fabricantes de bohordos, unas varitas o cañas de juncos de espadaña y empleadas en el juegos de cañas
Al contrario de lo que ocurre hoy día, Salamanca era una ciudad sin orden ni concierto constructivo, las calles eran tortuosas, estrechas, poco iluminadas y malolientes. Las viviendas se fueron construyendo cerca de las iglesias que levantaban cada grupo repoblador, pero de aquellas calles que dieron forma en su día a la ciudad poco queda ya, algunas desaparecieron y otra fueron reformadas con el tiempo.
rrojaban entre si los bohordos, a modo de lanzas, parándolas con los escudos. Dejó de practicarse a inicios del siglo XVIII, sin embargo se cree que pervivió, perdiendo su carácter noble, practicándolo durante el siglo XIX y gran parte del XX, entre dos grupos de mozalbetes que se arrojaban piedras entre sí, por el simple hecho de divertirse, terminando cuando parecía la primera sangre, en forma de "pitera" en la cabeza.