Cada vez es más frecuente encontrarnos sobre los cables de la luz en nuestro pueblo, en una acera o en medio de la calle, a una visitante extranjera que se hizo amiga del hombre en tierras de la luna menguante. De colores más pálidos que su prima la común, más desconfiada y salvaje, la tórtola turca coloniza cada primavera la Península Ibérica para hacer suyos pueblos y ciudades, sin temor a nada ni a nadie. El nido de la imagen se encuentra en un uno de los árboles que adornan la entrada del centro de salud de Vitigudino.
Foto: Silvestre González