Los influjos de la música
La música, como norma general, le gusta a todo el mundo. Sin tener en cuenta los géneros musicales o el tipo de música que se prefiera, es algo que, a quien más o a quien menos, le produce satisfacción y es raro encontrar a alguien que no haya escuchado alguna vez una lista de reproducción de YouTube o que no tenga una lista de reproducción propia en su teléfono.
Más allá de los gustos y de la calidad musical, la música nos afecta muy directamente como ya venimos viendo es esta sección desde hace varios años.
Ya sabemos que nuestra música preferida define nuestra personalidad y además es capaz de alterar nuestro estado de ánimo. Pero hoy quiero contaros algunas curiosidades que la música genera en nosotros gracias al sentido del oído más que al órgano en sí.
Nuestro corazón intenta modificar los latidos para imitar el beat o el tiempo de lo que estamos escuchando en cada momento. La formación musical puede mejorar de forma importante el razonamiento y las habilidades motoras.
Algunos géneros musicales nos ayudan a mejorar nuestro rendimiento potenciando el alcance de nuestras metas. Nos ayuda a centrarnos en las recompensas, mejora la persistencia y nos hace sentir que tenemos el control de todo.
La música alta puede provocar que bebamos más en menos tiempo, por eso en algunos bares la música está atronadora. Cuando tenemos una canción en la cabeza y no podemos hacer nada para olvidarla, a ese fenómeno se le llama gusano musical.
Cantar o tocar instrumentos musicales puede ayudarnos a salir de un mal momento o de una depresión. Cuando decimos que preferimos la versión original de una canción a otra que se haya hecho posteriormente (aunque realmente esa sea mejor) es porque a nuestro cerebro le ha gustado por ser la primera vez que lo escuchamos. Siempre necesitamos novedades.
La música que escuchemos en cada momento va a afectar a la concepción que tenemos del mundo o a la forma en que lo percibimos. Una música de fondo va a ayudar a incrementar nuestra creatividad.
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