Tejas

"Sí? ya sé que a los Santos y sobre todo a los Hernández, nos va la "marcha" nostálgica, pero es que esto de las tejas fue "demasié"?

Imagínense que un día reciben una llamada telefónica, en este caso de un amigo, Ramiro albañil de Poveda de las Cintas en la que te dice de sopetón: ¡Anselmo; haciendo un reteje en una casa vieja he encontrado tres tejas pintadas por ti hace muchos años!...

Me he quedado de "piedra" con la noticia, y no es para menos, ya que susodichas tejas, hoy aparecidas, fueron pintadas y firmadas por mí en barro crudo, antes de ser llevadas al horno, cuando contaba con ¡12 años de edad! Y ahora, en aquel momento de recibir la grata noticia, ya contaba con 72 habiendo pasado ¡60 años! . Por lo que hay que comprender, que aquel momento de la aparición fuese para mí una Epopeya (palabra, discurso, verso y gesta) en esta simplicidad de unas humildes tejas encontradas por el amigo Ramiro; que es de agradecer y añorar, entre otros motivos, por ser algo que ya sólo serán recuerdos?

Qué ahora cuando cuento con 83 años de edad, han vuelto; ya que hace unos días han aparecido tres ejemplares más y ya son seis las que han "dormido" tanto tiempo en un viejo tejado y que han producido en mí la felicidad de los recuerdos? muchos recuerdos.

Tenía 12 años de edad cuando iba en las vacaciones de verano a Poveda de las Cintas donde mi padre ejercía de médico. Allí cuando cundía el tedio de los largos días, sin televisión y otros entretenimientos actuales, yo visitaba los tejares del señor Feliciano "Cachucha" y el del señor Félix, padre de mi buen amigo "Filin", y allí me "empapaba" viendo como hacían el barro que daba forma a los adobes, ladrillos y tejas. Llegó un momento que yo aproveché cuando iban a ser tendidos en la explanada para secarse al duro sol de Castilla, para "garabatear" en ellos mis aficiones pictóricas? ¡Dios mío!... cuantas tejas y ladrillos pinté con motivos de Roberto Alcázar y Pedrín, El Guerrero del Antifaz, y también El Coyote?

Sí, ya sé, que en el mundo actual en que casi todo es artificial, es muy difícil de comprender, como esa silueta en una teja pintada de la Iglesia del pueblo, difuminada por el paso del tiempo, el agua, los hielos y el verdín en una estancia perenne en un tejado; para mí signifiquen la felicidad del reencuentro con aquellas mañanas y tardes en los tejares del señor Feliciano, de mi amigo Filin, o del "machaqueo" monocorde del martillo en la bigornia en la fragua del señor Constancio Fiallegas, o el taller de carros del señor Anastasio Pinto (donde también esbocé con mis pinturas, los tapiales y tablones de los carros de labor de bueyes y mulas) y donde tantas veces vi "nacer" esos carros. Todo ello sin poder ni querer olvidar; el recuerdo de personas desaparecidas, con las que conviví?

Y todo ello ha venido a mis recuerdos, motivado por la simplicidad de una teja pintada y aparecida muchos años después? Tal vez alguien se pregunte: ¿No crees que es demasiado fuerte este sentimiento por unas simples tejas?...

Yo puedo contestar a ello con tres aseveraciones personales. La primera: "Sí, ya sé que los Santos y sobre todo a los Hernández, nos va a "marcha" nostálgica, pero es que lo de las tejas aparecidas fue? ¡demasié!

La segunda: "Amigos, amigas, familiares, gentes de diversas clases sociales, estrellas de Televisión, Radio y Prensa, hombre generosos de Proyectos Sociales, un poeta de pueblo, hasta el Alcalde de Salamanca y un servidor?Contador de Historias Humanas--; gente normal. Todos tenemos recuerdos en los que siempre perduran el de las personas que nos dejaron"? ¡QUÉ PENA!

La tercera: "Qué más voy a decir? NADA. Ya está todo dicho.

Anselmo SANTOS

Contador de Historias Humanas