Marchando con Teresa

"Caminante, no hay camino, se hace camino al andar", decía nuestro poeta Machado. Y hoy se hace camino marchando: en manifestación, en procesión, en el Camino de Santiago, en el Camino Ignaciano, etc. Y en los últimos días, más de un centenar de peregrinos hemos marchado con Teresa, hemos seguido los pasos de su último viaje en la tierra desde Medina del Campo hasta Alba de Tormes, donde traspasó las puertas del cielo a los quince días diciendo: "Al fin muero hija de la Iglesia".

Y éste ha sido el lema de la 37ª. Marcha Teresiana: "Soy hija de la Iglesia". La Marcha nacía en 1981, como preparación para el cuarto centenario de la muerte de la mística castellana, que se iba a celebrar en el año 1982. Fue un sueño del entonces alcalde de Alba de Tormes, Eladio Briñón, contrastado y apoyado por el párroco de la Villa teresiana, Florentino Gutiérrez, hoy vicario general de nuestra diócesis.

La marcha se ha repetido desde entonces cada año, y recorre los cien kilómetros que separan a Medina del Campo de Alba de Tormes, a lo largo de cuatro días, entre el 17 y el 20 de septiembre, para conmemorar la llegada de la Santa Madre a la villa de Alba el 20 de septiembre, víspera de San Mateo. El recorrido lo realizó ella en dos días, trasportada por la carreta que le envió la duquesa de Alba, mientras que nosotros hoy la hacemos a pie a lo largo de cuatro días, con un promedio de veinticinco kilómetros cada día.

Y cada año la celebración, a base de reflexiones, celebraciones de oración, cantos, algún baile y concierto, basándose en un lema propio de toda la marcha, se encuentra con las gentes de cada pueblo por donde pasa la marcha, donde sus gentes acuden llenas de devoción y confianza, solicitando la ayuda de la Santa o agradeciéndole todo tipo de gracias recibidas.

Como hemos dicho más arriba, este año el lema era "Soy hija de la Iglesia". Son las palabras pronunciadas por la Madre Teresa a la hora de su muerte. Tanto era el aprecio que ella tenía por la Iglesia a la que había pretendido servir y reformar para mejorarla, con peligro de ser excomulgada o reprochados su pensamiento o sus escritos por obra de la Santa Inquisición. Debió sentirse muy aliviada al fin de su vida para expresar la satisfacción de haber sido fiel a aquella Iglesia que tanto amaba, a pesar de que muchas veces sus dignatarios no lo tuvieran tan claro y estuvieran tentados a declararla iluminada o "bruja", con peligro de ser condenada o incluso ajusticiada, como lo fueron algunas personas de aquella época, que parecían aceptar los iluminismos o ensoñaciones próximas a la herejía luterana.

La marcha ha girado en torno a la Constitución Dogmática "Lumen gentium", del Concilio Vaticano II, sobre la realidad y el misterio de la Iglesia. Así, el día diecisiete, a las nueve de la mañana, arrancaba la marcha en el monasterio de San José, de las Carmelitas Descalzas en Medina del Campo, con el lema "Luz de las gentes", en que aparece que la Iglesia participa de la realidad de Cristo, Luz de las gentes, luz de todos los pueblos.

En la iglesia de El Campillo, nos centrábamos en la canción que proclama "Iglesia soy, y tú también", tomando conciencia de que Iglesia somos todos. Y en Carpio, la Eucaristía del domingo se centraría sobre María "Madre de la Iglesia".

El lunes 18, se proclamaría como oración de la mañana en Fresno el Viejo, el acto de fe "Creo en la Iglesia" que se desarrollaría en Cantalapiedra confesando a la Iglesia "una, santa, católica y apostólica". El día terminaría con la eucaristía en Palacios Rubios confesando también que creemos en la "comunión de los santos", es decir, en la solidaridad espiritual de todos los miembros de la Iglesia, pasada, presente y futura.

El tercer día, 19 de septiembre, la reflexión se orientó en Zorita de la Frontera sobre los "Mandamientos de la Iglesia", preparándonos para la confesión de nuestros pecados mientras proclamábamos a la "Iglesia peregrina" en Aldeaseca de la Frontera. Allí mismo comenzaríamos la marcha de la tarde con la "comunión del higo", que recuerda el episodio en que la madre Teresa no encuentra al llegar al pueblo más que un par de higos para su cena. El día concluiría en la Nava de Sotrobal con la eucaristía de acción de gracias, proclamando que la Iglesia está constituida por "Un pueblo que en la Pascua nació". Todavía quedaría lugar aquel día para el festival nocturno que realizaría en la iglesia del pueblo el cantautor Rogelio Cavado, especialista en canciones sobre la madre Teresa.

Finalmente, el último día se hacía referencia a "El barco de la Iglesia" en el pueblo de Coca de Alba, y en Peñarandilla se proclamaba que se comienza a formar parte de la Iglesia "Por el bautismo". En Garcihernández se llegaba a comprometernos a formar parte de la "Iglesia misionera, Iglesia en salida", siguiendo las orientaciones del Papa Francisco.

El día concluía con la Eucaristía final junto al sepulcro de Santa Teresa con la proclamación final de la vida de Santa Teresa: "Hija de la Iglesia", para entregar, por fin, la imagen de Santa Teresa, que nos había acompañado en todo el camino sobre su carreta, a las madres Carmelitas en el interior de su monasterio. Ellas también nos han acompañado en la marcha, sin salir del silencio y la oración de su casa de contemplación monástica.

A la marcha han acudido abundantes jóvenes y aun algunos niños, todos felices, formando parte del grupo de caminantes, y participando en los cantos de oración y aun en los alegres bailes, que parecían mostrar un nuevo y esperanzador rostro de la Iglesia.