Músicas de verano

En un artículo anterior hacíamos referencia al Festival Internacional de Arte de Castilla y León (FÀCYL) que se celebra cada año en Salamanca con el patrocinio y subvención de la Junta de Castilla y León, y que de año en año va perdiendo en calidad e interés. Este año, además, ha quedado prácticamente reducido a unos cuantos conciertos de calle destinados fundamentalmente a los jóvenes. Y los conciertos no fueron precisamente de especial calidad ni originalidad. Sólo destacó el grupo de gitanos de Rumanía "Fanfare", una banda de metales que se ganó el beneplácito de la mayoría del público, que acudió a escucharlos y a bailar con gran regocijo en la Plaza de Anaya.

También en el patio de la Casa de las Conchas ha tenido lugar una serie de conciertos juveniles del mismo cariz que los del FÀCIL y también patrocinados por la Junta de Castilla y León. Se podían haber ahorrado estos conciertos y no se habría perdido nada de particular.

Lo mismo se puede decir del concierto de la Orquesta de Castilla y León que tuvo lugar en la Plaza Mayor, en una total falta de ambiente y de difusión, que actuó en competencia con el teatro "Las Cervantas" que esa noche se representaba en el patio del Colegio Mayor Universitario Fonseca, como parte de la programación de las Noches del Fonseca. ¿No se podrían haber coordinado estos acontecimientos de manera que se pudiera acudir a unos y otros? Aunque la verdad es que no fue lo más adecuado programar una intervención de orquesta en espacio abierto de la plaza, con un ambiente de terrazas y de distracción de la algarabía de la noche salmantina.

La programación de las Noches del Fonseca se abría con la intervención de la magnífica Joven Orquesta Nacional de España (JONDE), con la que la Universidad de Salamanca pretendía abrir las efemérides del octavo centenario de la fundación de la misma Universidad, paralelamente a la llamativa exposición del escultor y pintor Miquel Barceló. El concierto hubo de ser interrumpido, dado el inesperado chaparrón que se presentó de improviso, cuando tanto tiempo hacía que no había caído ni una gota de agua.

Pero hay que destacar dos acontecimientos musicales programáticos: la serie de cuatro conciertos de órgano que tuvieron lugar durante cuatro viernes seguidos en los dos órganos de la Catedral Nueva de Salamanca, y la programación de los sábados en la serie veraniega, como cada año, de "Plazas y patios de la música".

El programa de órgano, que no había sido suficientemente anunciado, de modo que al primer concierto, realizado nada menos que por la gran organista y maestra de organistas Montserrat Torrent, muchos no pudimos asistir. Los tres siguientes tuvieron como intérpretes, el primero a Roberto Fresco, organista titular de la Catedral de Santa María de la Almudena de Madrid.

El segundo fue interpretado por Jordi Vergés, alumno aventajado de Montserrat Torrent y actualmente profesor de órgano del Conservatorio Profesional de Tarragona y organista titular de la Catedral de la misma ciudad. Y finalmente intervino, con actuaciones en los dos órganos de nuestra catedral, el organizador de este "Ciclo de Órgano en la Catedral de Salamanca" Luis Dalda, Catedrático de Órgano y Director del Conservatorio Superior de Música de Castilla y León en Salamanca. En este concierto, un gran número de pretendidos asistentes al mismo tuvieron que quedarse en la calle por haberse cubierto el cupo. Salamanca sigue teniendo un profundo y cultivado sentido musical. Esperamos que no sea el último ciclo de la altura de éste en los valiosos órganos de nuestra magna Catedral.

En otro orden de cosas, tenemos que hacer referencia a esa otra serie de buena música, de carácter más popular pero también de calidad y altura, que está teniendo lugar en los Jardines de Santo Domingo de la Cruz a lo largo de los sábados de los meses de julio y agosto.

El primero se debió al autorizado Fernando Viñals Quinteto, que inició con gran estilo y concurrencia de asistentes esta serie de "jazz en la calle". Hasta ahora, la máxima intervención ha sido la de la Swing Machine Orchestra, compuesta por 12 miembros, que nos deleitó con adaptaciones y ritmo frenético de los años 30 del siglo pasado, que invitaba irresistiblemente a apuntase al baile de los asistentes. La asistencia a este concierto fue realmente masiva. Habrá que seguir con el máximo interés toda esta serie de interpretaciones jazzísticas que nos conducirán hasta el final del mes de agosto.

Que sigan adelante las buenas manifestaciones musicales de nuestro verano. Salamanca se lo merece, y está ansiosa de estas expresiones culturales de altura.