‘Lisboa sin ti’, narraciones fotográficas de Pablo de la Peña

Qué solitario es el trabajo del fotógrafo. Es su único ojo en soledad quien cuenta la imagen, encuadra el retrato, retrata el paisaje, convierte el objeto en estatua muda? qué ejercicio de soledad es la fotografía que, sin embargo, se comparte para otros ojos cuando esas maravillosas paredes de piedra y ladrillo de La Platea muestran las fotografías del salmantino Pablo de la Peña.

Fotógrafo de prensa, artista de sensibilidad entregada y delicada, Pablo de la Peña sorprende siempre con sus propuestas cada vez más arriesgadas. Nos regaló el arte del cementerio, las paredes frontales de un ejercicio de abstracción purísima, nos sorprendió con esa campanilla en azules que anunció la Semana Santa salmantina? siempre original, su vuelta a La Platea es un exquisito recorrido en nueve imágenes por la Lisboa menos consabida, por un viaje pleno de sugerencias en el que el fotógrafo retrata a un artista que visita la ciudad del Tajo en soledad y en soledad regresa. Qué solitarias son las visiones nada convencionales de esa Lisboa sin ti, sin nadie, de Pablo de la Peña.

El fotógrafo salmantino se ha convertido en narrador de un viaje a través de la cámara. Pleno de posibilidades, inicia el periplo como un Ulises dispuesto a encontrar el amor, el tú lírico que da título a la exposición. Sin embargo, como en el más típico de los fados, el encuentro no se produce y son la ciudad y sus vacíos geométricos quienes tienen una cita con este solitario visitante de Lisboa. Pura saudade convertida en exquisita geometría, en visión delineada de objetos y líneas arquitectónicas.

Es el mejor Pablo de la Peña dispuesto a darnos los renglones del edificio, el pentagrama de calles y adoquines, geometría del vacío que nos recuerdan las fotografías desnudas y vacías de todo elemento humano de la artista alemana Candida Höfer. Porque hay mucho de ensordecedor vacío de esta autora consagrada en la fotografía lisboeta de Pablo de la Peña? Nueve imágenes para enviar, postal de recuerdo, a quienes nos hemos quedado en el lugar de partida.

Un viaje que no es encuentro. Lisboa sigue sin ti pero se ha entregado a la lente de Pablo de la Peña con su consabida dulzura, su mar entrevisto, su humedad madrugadora, su soledad sonora y su callada nostalgia de espacio no de encuentro, sino de deseo de serlo. No hay segunda persona, pero sí poesía, posibilidad perfecta, fado, dulce imagen de vacío que no muestra angustia, sino nostalgia, futuro y posible encuentro.

La última foto refleja la bolsa del viajero, una bolsa quizás desnuda de besos y paseos de manos entrelazadas? sin embargo, qué riqueza de recuerdos traen estas sugerentes fotos de una Lisboa desvestida de tipismo, esa que resulta tan complicado retratar después de tanto intento literario y fotográfico. Sin embargo, la cámara de Pablo de la Peña ha sabido retratar ese misterio nostálgico de la capital lusa, ese verso de Pessoa que dice más de lo que cuenta, ese impalpable espíritu portugués de la nostalgia y la posibilidad? y nos lo muestra en estas minimalistas propuestas plenas de lectura, vacías de elementos humanos, siempre sugerentes.

Hay algo callado, sabio y silencioso en la mirada de este fotógrafo que nos entrega piezas exquisitas como joyas detenidas en el tiempo. En ese tiempo solitario que ya está preparando el próximo viaje? el viaje al alma de las cosas, los espacios, las ciudades ? Mirada del que sabe.

Charo Alonso / Fotografía: Pablo de la Peña