VIAJES@VACACIONESALUDABLES

Comienza el periodo estival y, dan comienzo para una gran mayoría las vacaciones. Periodo que hay que utilizar para poner en valor, el ocio, la tranquilidad, el Bienestar y la Salud. Se trata de un periodo más o menos corto en el que hay que disfrutar de nuevas dinámicas y nuevas relaciones interpersonales, cambiando las rutinas y aprovechando el tiempo para hacer cosas distintas como, leer, disfrutar del sol, del baño y, sobretodo, de las oportunidades que ofrecen los distinto lugares, sus gestes y costumbres culinarias y, del sosiego que produce, el estar sin horarios y sin presiones ocupacionales y/o familiares.

Para llegar a estos lugares, generalmente hay que viajar, la mayoría en coche y, es aquí, en el viaje donde reside el principal riesgo de las vacaciones. Los datos no pueden ser más elocuentes y significativos. Detrás de las imágenes que ofrecen los medios de comunicación y de las estadísticas, hay muchas familias que quedan destrozadas y personas con secuelas irrecuperables, tanto físicas como psíquicas. El pensamiento más habitual que se asocia a este fenómeno es <>. Idea equivocada porque los accidentes son un fenómeno social que nos puede afectar a todos. Hoy no basta con ir bien, sino que los demás deben ir también bien. Dependemos unos de otros. Por este motivo en la carretera y, cuando se lleva un coche hay que ser prudentes y sensatos y, viajar sin prisas y con el freno del sentido común. Es decir, atendiendo a lo que se está haciendo y, pendientes de lo que se lleva entre manos. Además, actualmente a la conducción se le han añadido, por el estilo de vida, elementos entorpecedores como son los móviles, el gps y otros que perjudican, el estar a lo que se está, con atención plena al momento presente como el mindfulness.

El factor de riesgo más determinante de los accidentes es el modo de conducción y, al que se añaden las condiciones de los conductores por tomar alcohol y/o drogas. Las circunstancias son controlables y modificables. La Educación Vial y los avances tecnológicos en los sistemas de prevención y protección son importantes; pero no bastan. Las infracciones de las normas de circulación son la causa principal de los accidentes urbanos y, la velocidad inadecuada la causa principal en las carreteras. A estos últimos se les asocia frecuentemente el consumo de alcohol y drogas. Al alcohol se le asocia el 33% de la mortalidad atribuible a los accidentes, en los que además, muere gente inocente. El riesgo de estar involucrado en un accidente se asocia al nivel de alcohol en sangre al interferir el comportamiento humano en el coche y en la carretera aumentando significativamente las lesiones y su gravedad.

Los accidentes, sin duda alguna, son evitables; pero las mejoras en las infraestructuras no bastan si los conductores no toman conciencia de su estilo de riesgo, con prisas y competitivos y/o consumo de drogas. No sólo se ponen en peligro, sino que ponen en peligro a inocentes y geste sensata que viaja para disfrutar del viaje y, de las vacaciones. Las autoridades no deberían mirar para otro lado, ante casos los repetitivos y reiterativos como el acontecido recientemente en una carretera de Torremolinos (Málaga). La cultura de mirar para otro lado no es buena en ninguna circunstancia; pero lo es menos, cuando se pone en peligro la Vida de inocentes y, de gente de bien. A los insensatos hay que identificarlos, vigilarlos y controlarlos con medidas efectivas porque ponen en peligro a los demás que son la mayoría silenciosa.

En mi opinión, no existe una receta única para disminuir la frecuencia y las consecuencias de los accidentes de tráfico, que son, sin ninguna duda, un problema social y sanitario de primer orden en nuestro país.

JAMCA