Todo tiene un precio

Ya no hay ocio gratuito, nos han educado para comprar y comprar. Tampoco en el campo sexual.

Leo una noticia curiosa. En uno de los muchos estudios sobre el costo de la vida en diferentes ciudades, usan como uno de los indicadores lo que cuesta una cita. Una cita amorosa.

En la supuesta cita, tienen en cuenta el precio de las siguientes cosas: el taxi, la cerveza previa a la cena, la cena y una bebida sin alcohol. Usted podría hacerlo en Zurich por 196 euros, en Manila por 30 y en Madrid, por 100.

Varias cosas de esta propuesta me provocan preguntas como: ¿por qué ir en taxi?, ¿por qué se ha de tomar una cerveza para empezar?, ¿por qué la cita incluye una cena?, ¿por qué la bebida de la cena no lleva alcohol?, ¿por qué la cita acaba con el final de la cena?

Y si vamos más allá de la propuesta: ¿por qué no ubicar la cena en otro lugar y con otras actividades?, ¿es éste el tipo de cita convencional?, ¿no le parece muy aburrido?.

Y, sobre todo, ¿por qué se toma la cita como un indicador económico cuando se podría considerar una cena, sin más? ¿Qué hay en esa cena que tenga que ver con una cita? Solo una idea, que no hay cita sin consumo: ¿qué tomamos?, ¿dónde vamos?, ¿me invitas a..?, ¿con cuánto dinero contamos?, etc.

¿Es que no se puede salir de casa sin consumir algo?, ¿es que lo más importante de la cita es lo que se consume?: "Fíjate me invitó a?", "me compró"? "fuimos a?"

Invito a quién lea esta columna a que elabore una propuesta de cita, sin costo alguno, en la que prime el romanticismo o el sexo o la comunicación o? Fantasee con la persona que desea, se permita construir un sueño que le guste y divierta, elija lugar, hora y todo lo que usted realmente valore. ¿Podrán hacerlo sin dinero, olvidando la cartera en casa? Hacerlo virtualmente no cuesta dinero y tal vez le de ideas para mejorar la realidad. Poder consumir es una suerte, más o menos merecida, pero no una obligación, ni siempre es lo más inteligente.