Javier Tolentino regresó a Salamanca para presentar su libo 'Disculpen que les hable de la radio', en la la Biblioteca Casa de las Conchas. El acto comenzó a las 20 horas, con la presencia de Charo Ruano y Charo Alonso acompañando al autor. Además, a las 22 horas, acudió a La Salchichería para participar en una velada cultural, junto a Gustavo D. Merlo, Charo Alonso y la música de Jimmy López 'El hombre tranquilo'.
El autor y Salamanca
Javier Tolentino inició sus estudios de Derecho en la Universidad de Salamanca, que abandonó para obtener la licenciatura después en la Universidad Complutense de Madrid, en la Facultad de Ciencias de la Información.
Sus primeros pasos los dio en los dos diarios de entonces que existían en la ciudad, El Adelanto y La Gaceta Regional. "Desconozco la realidad periodística de hoy en Salamanca, pero cuando yo comencé esos dos diarios tenían una influencia decisiva, no sólo en la ciudad, también en la Salamanca rural, con corresponsales maravillosos en las comarcas y enclaves estratégicos. En ambas empresas periodísticas se contaba con buenos periodistas de los que aprendí muchísimo, creo que las crónicas deportivas de El Adelanto en aquel tiempo han sido las mejores que he leído en mi vida, al nivel del mejor periodismo deportivo europeo y la información local y provincial de La Gaceta con Nicolás Dorado tenía el perfume de las crónicas que Miguel Delibes escribía en El Norte de Castilla. Yo me formé entre el romanticismo de un periodismo artesanal que llevaba la firma de Enrique de Sena y la pasión por un periodismo local, lleno de la ironía y el contacto diario con los lectores de una Salamanca hechizada por su periodismo. He vivido con una enorme tristeza la desaparición de El Adelanto, lo he visto como una metáfora de los tiempos de hoy y he lamentado que la ciudad que amo no saliera a defender un patrimonio cultural tan importante como la cabecera de ese periódico".
Tolentino vivió muy cerca de la Plaza Mayor, en una calle y en el mismo edificio donde durante muchos años habitó un topo, un hombre escondido durante la etapa de la dictadura: "Sí, así es. Caleros 5. Mi padre trajo de Madrid el silencio de una posguerra muy dura y también el talento por una cocina popular que en la Salamanca de los Sesenta tuvo su historia, El gorro blanco, nombre clave junto a los de El Candil, La Isla, Venecia? Nombres todos de una hostelería salmantina hoy desaparecida y que en aquel tiempo eran lugares claves de mi fantasía y de una cierta forja literaria y periodística. El mercado, el Pozo Amarillo, la Gran Vía, La Calleja, el Teatro Liceo, un centro histórico plagado de tiendas, ultramarinos, tabernas y muchísima gente en la calle. Intentamos hacer un programa de radio en Radio Salamanca, por entonces comenzaba la FM en Salamanca, uno de mis ídolos era Cipri, creador y fundador del mejor local de la ciudad, Santa Bárbara, donde llegamos a hacer ciclos muy interesantes de cine, y era Radio Popular quien mejor entendió la radio musical con un gran Bazo como pionero. El proyecto que hicimos se llamó La buhardilla y quería hacerse eco de las nuevas tendencias y de la cultura en la ciudad y estábamos unos cuantos, por ejemplo Domingo Sánchez Blanco, que después fundo el Café Moderno y después El Gallo, como espacio cultural".
Fotos: Álex López
