Niñas que duelen

Desde que soy padre he desarrollado un sexto o séptimo sentido para el sufrimiento de los niños. Los que han tenido descendencia no necesitan que les explique nada. A los que no, es inútil que se lo intente explicar.

Me traigo esta reflexión al rincón virtual dominical porque, en esta ocasión, el dolor es transoceánico. Me dolió en San Pedro Sula cuando estuve grabando con ellas, me dolió en la cabina de visionado cuando vi lo que habíamos grabado con ellas y me dolió con el cuaderno de notas sobre la mesa al teclear el guión del reportaje que emitiremos en junio sobre ellas. Un reportaje que trataré de no ver para evitar un cuarto dolor que será como los tres primeros: profundo, de impotencia, incomprensible, que te avergüenza de pertenecer al género humano. Por cierto, lo he titulado: "Menores, un asunto mayor".

Las protagonistas son 81 niñas mayores de cinco y menores de 17 años. Todas hondureñas. Casi todas de San Pedro. La mayoría en tratamiento psicológico. Muchas con ayuda psiquiátrica. Más de la mitad becadas por la ong española de las Hijas de la Caridad y los misioneros paúles, COVIDE-AMVE. Son niñas que la Fiscalía de menores ha puesto en manos de las hermanas para protegerlas del ambiente de pobreza extrema, y violencia, de la falta de adultos responsables que así dicho suena mejor que si decimos monstruos depredadores capaces de violar, prostituir y explotar a sus propias hijas.

Escuchando las historias de las pequeñas para tratar de contarlas se me hace un nudo en la garganta. Son tan increíbles las barbaridades que les ha tocado sufrir que me cuesta entender que todavía puedan sonreír, que tengan tantas ganas de vivir y superarse y salir adelante para ayudar a su familia. Esa familia que las machacó. La misma a la que el Estado arrebató su tutela para protegerlas. Y el dolor se va mutando en una rabia creciente que no va a ninguna parte.

Hablando con una de las psicólogas me explicaba todos los mecanismos de defensa, las transferencias, los complejos, las supernosequé y todos los conceptos teóricos necesarios para entender la situación. Y sí, vale. Tendrá todo su base científica y cada comportamiento su tratamiento. De acuerdo. Pero lo que les ha tocado vivir a estas pequeñas es un auténtico disparate. Ver cómo tu hermano asesina a tu padre a cuchilladas delante de ti, asistir a la violación de tu madre antes de que se vuelva loca porque escucha voces en su cabeza. Que te fuerce tu padre borracho cada noche, que lo hagan todos los hombres que pasan por tu casa. Que te vendan por horas o te envíen a una casa a trabajar sin sueldo, como una esclava.

Ser niño en Honduras es lo más común y extraordinario. Común porque el 40% de la población aún no ha cumplido los 18 años, extraordinario porque el 60% de los niños viven en situación de extrema pobreza, porque hay 200.000 huérfanos, 15.000 en situación de calle y 10.000 en la frontera norteamericana con el sueño de la emigración truncado. Porque el año pasado asesinaron a 500 menores en el país, porque a diario matan a dos pequeños de los que una gran mayoría son antes torturados.