Sor Eusebia Palomino

Hoy hace exactamente 82 años que fallecía en Valverde del Camino (Huelva) una monja muy joven, de cuerpo menudo y alma impresionante, Hija de maría Auxiliadora, nacida en Cantalpino el 15 de diciembre de 1899 , que subió a los altares el 25 de abril de 2004 con el nombre de Beata Sor Eusebia Palomino.

Esas breves líneas encierran toda una vida llena de santidad. Y digo de santidad porque, para gozar de la presencia de Dios, no es imprescindible haber pasado por la solemne ceremonia de canonización de las almas tocadas con el don de la gracia. Nadie mejor que Él conoce nuestra vida, y la de Sor Eusebia, cuando uno se empapa de ella, comprende que se ha ganado con creces estar sentada a la derecha del Padre.

Los que tuvimos la suerte de estar en la Plaza de San Pedro aquel 25 de abril. hicimos votos de volver a su canonización- que llegará. Mientras tanto, nunca olvidaremos ese día. Había que estar allí para comprobar los muchos miles de personas, de todos los continentes, que entonaban su nombre entre aplausos y lágrimas. Dos focos sobresalían de toda aquella muchedumbre: los centenares de paisanos de Cantalpino y los no menos numerosos habitantes de Valverde del Camino.

Las especiales circunstancias que rodeaban la situación de España en los años 30, hacían peligrosa la difusión de actuaciones un tanto extraordinarias de una humilde monja analfabeta, perdida en un rincón de Andalucía, y encargada de las labores más humildes y menos lucidas de un colegio de niñas: la cocina, el lavadero, el huerto, etc. Esto hizo que muchos de sus paisanos se hubieran olvidado de aquella muchachita que, todavía una niña, marchó "a servir" a Salamanca. Cuando se tuvo noticia de su muerte, aún había miedo de hacer públicos los últimos años de la vida de aquella alma privilegiada que con tanta facilidad atraía a la gente. A pesar de su escasa formación humanística, sacerdotes y algún obispo pasaban las horas a su lado escuchando aquellas meditaciones en voz alta.

Quienes vivieron de cerca la vida y milagros ?nunca mejor dicho- de Sor Eusebia, son los verdaderos artífices de la difusión posterior del "fenómeno Sor Eusebia". Es de justicia reconocer ?y agradecer- al pueblo de Valverde del Camino por haber sido el "motor" de la causa de Sor Eusebia. Sin su entusiasmo, sus vivencias y su especial cariño, hoy no sería tan conocida esta futura santa salmantina. Sí, porque, quienes conocemos su vida, estamos seguros de que será canonizada. La Iglesia suele apoyarse en milagros verdaderamente reconocidos. En el caso se Sor Eusebia, los mayores milagros los hizo en vida. Con su palabra y su ejemplo arrastró consigo a muchas almas, incluso de no creyentes. Ahí está el ejemplo de un pintor sin brazos, ateo, que por encargo del colegio, pintó con los pies el gran óleo de Sor Eusebia que ilustra estas palabras, en un tiempo que, según los peritos en la materia, era materialmente imposible terminar ?completamente seco- en tan breve espacio de tiempo.

Mientras llega el día de su canonización, seguimos encomendándonos a ella y agradeciéndole tantos favores como está repartiendo entre las almas que acuden en súplica. Fue siempre un aLma sencilla y humilde y con la misma humildad sigue ayudando a los más necesitados. Como dice su lema: Siendo pobre, enriqueció a muchos. Nadie que comparezca ante ella se marchará defraudado.