El aroma y sabor de la matanza tradicional impregnan la villa ducal tras varios años de ausencia
ALBA DE TORMES | Café Bar Osiris y Catering Gabriel organizaron una jornada redonda en torno a la gastronomía y la fiesta de este rito
El mejor sabor ibérico y el ambiente de fiesta fueron los protagonistas de la matanza típica organizada por Café Bar Osiris y Catering Gabriel. De su mano, esta tradición volvió a Alba de Tormes tras varios años sin celebrarse. Ambos pusieron todos los ingredientes necesarios para darle todo el sabor a la matanza, por lo que a primera hora de la mañana no faltaron las perrunillas y el aguardiente, además del vino para la degustación posterior que haría de almuerzo.
Una oportunidad didáctica para los más pequeños
A las nueve de la mañana se procedía al sacrificio de los animales, de unos 260 y 170 kilogramos aproximadamente. Posteriormente se procedió al chamuscado y al despiece del animal. Los matarifes rasparon la piel del cerdo y lo prepararon para el despiece ante la atenta mirada del público, que no perdió detalle del laborioso proceso. Con la marrana de vuelta al tajo, el matancero comenzaba el despiece con la separación del manto, paso imprescindible que facilita el destripado, para pasar más adelante a la extracción de las costillas y espinazo, y así dejar al descubierto los lomos, y finalizar con el corte de jamones y paletas.
La matanza logró también despertar entre los más pequeños el verdadero valor de tradiciones que se han mantenido vigentes hasta nuestros días. Sin duda fue una buena oportunidad para que los más pequeños, en su mayoría desconocedores del proceso, asistieran a una verdadera clase muy enriquecedora y didáctica para saber el origen de lomos, chorizos, salchichones y jamones, muy presentes en el día a día.
'Catering Gabriel', tradición gastronómica cuidada al mínimo detalle
Los actos matanceros estuvieron amenizados durante toda la mañana por Dj Mariano y también por la música y dichos populares de 'El Mariquelo'. Y mientras los matarifes hacían su labor, Catering Gabriel se afanaba en cocinar a media mañana un riquísimo hígado encebollado al que acompañarían dos platos más, uno de chichas de salchichón y otro de chichas de chorizo.
No sería lo último, ya que también fue responsabilidad suya la comida, con un menú compuesto de patatas meneas y una consistente parrillada de panceta, costillas y otros manjares de los animales anteriormente sacrificados.