Qué bien estamos sin mayoría absoluta: el recibo de la luz

Por fin el Gobierno ha tomado cartas en el asunto sobre el precio de la energía eléctrica. Hace demasiado frío como para quedarse de perfil. Los datos no engañan, no en vano, esta semana, hemos tenido 1200 vehículos atrapados en la nieve en lugares donde hace un siglo que no se padecían tan bajas temperaturas, como en Castellón y Albacete. Pero también hace demasiado frío en el Congreso de los Diputados cuando ya no se goza de esa mayoría absoluta lo suficientemente sólida como para hacer caso omiso de los problemas urgentes de la ciudadanía, porque, estos excesivos gastos sobre nuestro consumo de energía, los arrastramos desde hace 10 años. Conviene no olvidarnos que se trata del mismo Gobierno que mantuvo una posición proteccionista con respecto a las eléctricas en nuestro país, permitiendo que éstas acumularan grandes ganancias, porque los precios se fijaban en función de la climatología. Es decir, que bajan las temperaturas pues se sube el precio de la luz, que viene la primavera y verano, pues se reduce el precio de la luz. Esta subasta es una auténtica vergüenza, teniendo en cuenta que debe ser a cargo de los presupuestos del Estado, en una suerte de copago que permitiera poner condiciones y controles a las eléctricas, las cuales nunca pierden.

Sólo por referirnos al año 2015, Endesa, Gas Natural e Iberdrola tuvieron un beneficio de más de 1.400 millones de euros, cuando la mayoría absoluta de Rajoy le permitirían arbitrar medidas para controlar el crecimiento de un negocio basado en la necesidad de toda la ciudadanía sin excepción. Se sirvieron de su autoritaria mayoría absoluta para consentir que nuestro país duplicará el gasto del recibo cada dos años, un incremento no registrado en ningún país de la Unión Europea. Además cayendo en la rivalidad entre partidos políticos, cuando el Gobierno de Rajoy llegó al poder en el año 2011 eliminó mediante un simple Real Decreto, las subvenciones de las energías renovables que había puesto en marcha el anterior Gobierno de Zapatero. Bien es cierto, que la sostenibilidad de la producción de las renovables es uno de sus principales problemas, como han declarado países como Alemania, e Israel, por poner dos ejemplos, donde las horas de sol y viento son diametralmente diferentes. Pero esto no es un impedimento para no intentar buscar soluciones.

Recientemente, la Cumbre Mundial de Energía del Futuro celebrada la segunda semana de enero en Abu Dabi, ha puesto el acento en la necesidad del que el sector privado, curiosamente al que pertenece nuestra producción energética, debe concienciarse de la necesidad de abordar el severo problema del cambio climático. Y aquellos expertos, procedentes de todos los rincones del mundo, puesto que se han reunido en esta convocatoria nada menos que, 600 empresas de 32 países, y 30.000 asistentes de 150 países, han vuelto a demandar un mundo más limpio, para lo cual es necesario extender y mejorar las energías renovables y aprovechar las infraestructuras de aquellos países que ya dispongan de ellas. España ya las tiene. En todo caso, el binomio está claro eficiencia energética y tecnologías más limpias. Lo que queda claro es que todos ganamos en eficiencia cuando tenemos la suerte de carecer una mayoría absoluta, como se demuestra todos los días en el Congreso de los Diputados.