El pasado siempre vuelve

Con estas razones y la desatada represión de la época, a dos monumentos como ellas, del Rey abajo las podían ver hasta los ciegos, y si no, ya habría alguien dispuesto a contarlo. Así, dicen, fue el monarca quien superado por la debilidad de tanto arte, cayó en la tentación de comprobar "in situ" las habilidades con las que una de ellas, en este caso Bárbara, hipnotizaba la pantalla.

Y allá, a la casa regia, fue la encantadora dama dispuesta a levantar la pierna en riguroso directo y "por ser vos quien soy". Ya se sabe que "la tentación vive arriba", película protagonizada por "la belleza rubia", y quién más alto que el Rey para otorgarle tan alta distinción.

Aquello dio pasó a una amistad que se convirtió con el tiempo en un secreto muy poco discreto y como si se tratara de la lava de un volcán, la noticia se propagó poco a poco hasta ser de conocimiento general, y tan astutamente administrada por la dama, que aún hoy no ha perdido la categoría de presunto rumor.

Sin embargo, la abdicación de un rey puede traer como consecuencia que la Historia se le adelante, con lo cual, aquello que debería conocerse como la historia de un rey difunto (larga vida a S. M.) lo trae hoy a capítulo el periódico digital OKdiario.

Y como si aún se desconociera lo mejor de lo peor o lo peor de lo mejor, aquello que podía haber sido una bonita historia de "piernoterapia" o de infidelidades propias de gente civilizada, con álbum de fotos y vídeos incluidos, resulta que todo se echa abajo por el vil metal.

Al parecer, la afición fotográfica de la bárbara actriz no lo era tanto por amor al arte como por sacar unas perrillas -dicen que tres millones de euros cuesta su silencio en una cuenta en Luxemburgo-, lo suyo, se descubre ahora, no se trataba de llegar a la gloria de una Marilyn en brazos de John Kennedy, de una Grace Kelly esposa de Rainiero, de una enamorada marquesa de Llanzol o de la historia de Camila, amante ayer y Reina mañana?, lo suyo estaba más cerca de hacerse un seguro de vida.

Y claro, nuestro pueblo, hoy en una democracia consolidada, no paga chantajes ni traiciones, y aunque otros lo pagaran en su nombre y en días ya prescritos, no es óbice para que aún se enoje. Aquí importa muy poco la teoría de "la mujer y los poderosos" del señor Trump, que dice lo mismo que en tiempos dijera el gran Sabina en una de sus canciones, pero sin la gracia poética del cantautor: "la patria es una fulana; menos mi madre y mi hermana, no hay c? que no esté en venta". ¡Con qué mujeres habrán estado!

Pero volviendo al tema que nos embarga, pongamos punto y seguido a la historia de Bárbara y, si encierra algo de verdad, que se aclare, pues el pueblo dice que "con mi dinero, no". Y según parece ese dinero salió de los fondos reservados.

No obstante, señora Bárbara y Rey, antes María Margarita García García, todo lo dicho anteriormente es con total presunción, y la gente popular, no nos gusta lo de pública, o personaje público, ya sabe a qué se expone.