A vueltas con los niños

Ha habido momentos a lo largo de la historia en los que los niños no pintaban absolutamente nada en la sociedad. Tampoco era relevante su existencia porque muchos de ellos no llegaban a cumplir los cinco años, mientras que, por otro lado, la natalidad era abundante y había fácil repuesto a los fallos que causaba la muerte.

En nuestro tiempo y en nuestro mundo occidental, los niños que nacen son muy escasos, en muchos casos como fruto de la abundante práctica de abortos, y en otros por el retraso en el planteamiento de abrirse a la paternidad, porque se da preferencia al ejercicio de la profesión, a la vivencia en libertad y sin ataduras, o a otras causas complementarias.

Pero, aunque sean pocos los niños, es cierto que entre nosotros aparecen cada vez más niños en la calle, sobre todo los fines de semana, acompañando normalmente a su propia familia. Es una buena señal, una señal de salud de la propia sociedad, aunque aún habría que ampliar el número de los que van a dar continuidad a la familia y a la sociedad. Incluso para que haya un mayor crecimiento económico y se incrementen los fondos de la seguridad social, que aseguren las pensiones de los jubilados de larga duración en el próximo futuro.

Por eso, o por el valor mismo de la infancia, cada día se ve mayor interés por la situación de los niños, por la necesidad de rodearlos de cariño y dotarlos de salud y educación. Preocupan los niños de los que nadie se cuida o que perecen como fruto de la falta de una buena o suficiente alimentación, que los conducen muchas veces a ser víctimas del hambre hasta la extenuación y la muerte.

También sobresalen los abusos sexuales practicados sobre los niños, y cada día recibimos noticia de diferentes casos de pedofilia, por parte de religiosos, educadores, gobernantes, o incluso de los mismos padres.

Y llama la atención el grave escándalo de los niños abandonados en los refugios de los grupos de inmigrantes que buscan acogida y una vida digna en nuestros países europeos, que son los casos que mejor conocemos y los que nos causan una mayor indignación, quizá también porque aparecen bajo la luz meridiana de los medios de comunicación social.

La preocupación social por los niños, especialmente los más abandonados, se ha puesto de relieve especialmente a partir de la mitad del siglo XIX. Entonces nació, bajo el amparo de la Iglesia católica, esa hermosa y meritoria organización que busca que los niños se preocupen y ayuden a cuidar de otros niños en los países en los que están más abandonados. Me estoy refiriendo a la institución bien conocida y de larga tradición que es la Santa Infancia, hoy Infancia Misionera.

Precisamente el próximo domingo se celebra en España la Jornada de la Infancia Misionera. Y, aunque se dirige principalmente a los niños para que piensen y se ocupen de sus compañeros niños en los otros continentes, la llamada se dirige también a los adultos, especialmente las comunidades cristianas, para que entre todos superemos tantos problemas a los que están sometidos los niños en cualquier parte del mundo.

Otras instituciones más recientes se ocupan con gran dedicación y mérito de la situación de la infancia, buscando ayudar a superar las limitaciones y abusos de todo tipo sobre la infancia. Es la organización de la UNICEF la que trabaja incansablemente y con conocimiento de la, a veces triste, situación de la infancia en el mundo. Similares objetivos persigue la organización privada Seif the Children, poniendo especialmente el empeño en atender a los niños que sufren los efectos de los desplazamientos de los refugiados.

No debería haber niños soldados, ni esclavos, ni de la calle, ni explotados... Todo esto va contra la dignidad del niño, y deberá ser combatido por cualquier persona de sentimientos rectos y de práctica de la más elemental justicia.

Los niños, con sus padres y educadores, tendrán oportunidad el próximo domingo de encontrarse con otros niños y sentirse solidarios con todos los niños más necesitados del mundo. Después de encontrarse en la eucaristía de catequesis que tendrá lugar en la iglesia de San Benito, podrán experimentar una agradable convivencia con experiencias presentadas por diversos talleres, que reflejarán el vivir de los niños en diversos lugares de los cinco continentes. El encuentro tendrá lugar en el Colegio Maestro Ávila y durará hasta las cinco de la tarde.

"Los niños ayudan a los niños". Es el slogan ordinario que se repite año tras año, y que responde a la realidad del interés que tienen continuamente los niños cuando se les presenta la realidad de las necesidades elementales de los niños de cualquier país y de cualquier continente. Cultivemos con el interés que se merece esta internacional de los niños del mundo. Ellos garantizan el futuro, no sólo de los mismos niños, sino de la familia y aun de la sociedad entera.