40 años de recuerdos, ilusiones y defensas

Semana para el recuerdo, la ilusión, la nostalgia, la tristeza y el compromiso por mantener los ideales que nos sostienen y nos alimentan.

Semana de reencuentros, de imágenes históricas que nos humedecen los ojos, de sonidos y canciones de protesta y poesía que nos abren el horizonte hacia la esperanza, con la constancia por "querer e intentar" que son sinónimos de "lograr y conquistar".

Mirada al pasado, 40 años atrás para revivir el drama de la muerte, del crimen, de la revuelta, de la lucha contra el miedo y la amenaza del régimen agónico, que se despedía entre disparos, golpes de defensas y sirenas estridentes.

40 años de vida orgánica de la lucha obrera organizada, de los hogares con pobreza a las empresas sin derechos, de las asambleas nocturnas a las parroquias cómplices y amigas, de las minas a las fábricas, de las obras al campo. Del miedo a la esperanza, de la mirada al abrazo.

Décadas de cambios políticos, de acomodos sociales, de reivindicaciones conquistadas con el apoyo y el sustento de la necesidad, la solidaridad y el encuentro. Envoltorios de lealtad, de firmeza, de convencimiento ante el adversario que oprime, explota y sangra, exprimiendo las horas de trabajo, los salarios por beneficios, los derechos por prebendas.

Del nacimiento comunista y siempre tenido en cuenta al presente independiente y libre. Libertad política que no hipoteca, que no condiciona, que no presiona ni exige monedas de cambio.

Libertad absoluta con conciencia obrera, con sentimiento sensible ante la debilidad, ante la necesidad y la exclusión.

Pasamos de la oscura y preocupante ilegalidad, en las décadas de los 60 y los 70, a la democracia permisiva, tolerante y abierta, sesgada por los gobiernos que la usan y la pervierten en beneficio propio.

Y a día de hoy, ocupamos un espacio político, social y laboral, que nos pretenden arrebatar con desprecios, con insultos, calumnias e infundios, bañando de ignorancia nuestras propuestas y queriendo debilitar nuestras fortalezas, las de los hombres y mujeres que confían en estar organizados, que se apoyan en las siglas donde se identifican sus ideales.

40 años después, queremos seguir demostrando que las organizaciones de trabajadores y trabajadoras son necesarias, que la unión sigue haciendo la fuerza, que la solidaridad sigue teniendo sus frutos, que la valentía debe ser la respuesta.

40 años después, seguimos esperando la revolución que devuelva el equilibrio en las relaciones laborales, que termine con la desigualdad social, que se acabe con la pobreza, que se ajuste el reparo de los beneficios empresariales, que se mantenga la negociación colectiva de los convenios, que la igualdad entre hombre y mujeres sea una realidad tangible y no solo "leíble".

40 años después, conscientes de nuestros errores, de nuestros equívocos estratégicos, de nuestros liderazgos fallidos, seguimos convencidos de que merece la pena seguir presentes, demostrando nuestra fuerza, nuestra capacidad de propuesta, nuestra confianza y crédito.

Por aquellos hombres y mujeres que murieron, que torturaron y encarcelaron, que no nos conocieron pero si creyeron, en la libertad, en la igualdad y en los derechos.