Viernes, 26 de abril de 2024
X
1 X 2
A menos de un mes del gran cónclave popular las carreras, los posicionamientos y coger el rebufo ganador es la cuestión. En algunos casos una apuesta, en otros una hipócrita diversificación del riesgo. Aunque lo único cierto es que si Rajoy es muy suyo para casi todo, imagínense con congreso y nombramientos de por medio.
Personalmente creo que esto de los congresos y demás actos de autoafirmación, de manera general, forman parte de una farsa cuyo único objetivo es proyectar. Definir una imagen de marca que ahonde en la nada e intente transmitir idea de grupo. Nada más falso.
Todo esto se consigue intentando unificar a los partidos en función de quien mande. Los congresos van de arriba a abajo, empiezan proclamando un líder nacional del que salen los regionales y les siguen los provinciales. Un árbol del que las ramas nacen del mismo tronco.
Muchas veces sin tener en cuenta legalidades internas que se saltan a la torera para mantener las lealtades únicas, esas que se forjan de dedo en dedo. Porqué que más da que no se respeten los plazos entre elecciones internas, si al final el resultado va a ser el mismo .... Y si hay que hablar de ideología, para eso ya no hay ni tiempo.
De cara al próximo congreso popular la lucha anda por el segundo puesto. Con Rajoy ya elegido, la cuestión está sobre quien pondrá su dedo el gallego para hacerle de parapeto y tomar las riendas del partido. Traducido, que estirpe se impondrá en las direcciones regionales y pronvinciales.
Por un lado anda Cospedal, que se resiste a su amortización.
La madrileña que se comió el marrón de Bárcenas, en directo y en diferido, ha destacado por hacer de la política una multitarea. Su acumulación de cargos ha sido un referente de tal calado que hasta en esta tierra charra se lo han tomado al pie de la letra.
Y ahora además de todo, ministra de defensa. Sigo creyendo que con su nombramiento le están haciendo un Gallardón. Pero quizás consciente de la jugada, se encuentra enfrascada en plena campaña de imagen que la refuerce internamente.
No para, anda de base en base, de regimiento en regimiento intentando engancharse a una apariencia amable, de cercanía , de empatía y dedicación. Algo que haga cambiar opiniones, y es que cuando hay poco detrás solo queda la fachada. Aunque en su descargo lo de intentar arreglar el desastre del Yak 42 la otorga medio punto, aunque sea por dar en los morros al aznarismo y de paso seguir forjándose su propia imagen de marca que la mantenga en la alta estima del líder.
Cospedal se resiste a ver como Soraya acumulaba poder gubernamental y preparaba su asalto a lo único que no dominaba, el partido. En esta lucha de lideresas anda cuestión enfrascada, con permiso de Cifuentes.
Saez de Santamaría lidia con su particular caramelo envenenado. Va de Cataluña al País Vasco, mostrando talante, dialogo y bajo mi punto de vista demasiada displicencia con el independentismo traidor y faltón.
La vallisoletana es consciente de que aplacar los ánimos nacionalistas puede ser ese punto positivo que la aúpe definitivamente a la planta noble de Génova.
Pero analizando como ha actuado Rajoy hasta el momento, puede ser que el foco no esté iluminando la escena correcta. El gallego ha destacado especialmente por un instinto de supervivencia sin límites y alejado de todo lo que no sea el mismo. Con una Cospedal ya exprimida, aunque sigue siendo la opción más amarrategui, no creo que se arriesgue a darle tantos caballos de autoridad a una sola persona, aunque se llame Soraya.
Puede que el gallego esté valorando una tercera vía que disperse el poder y lo haga más controlable. Hablan que el zamorano Maillo tiene sus décimos para el gordo, y si les digo la verdad cualquier cosa es posible, y en este PP más. Donde casi de todo vale y no es difícil ver de capitán general a sargentos pierdebatallas.
Y es que aunque no lo parezca, esto de las quinielas me va poco y no solo por su riesgo incontrolado, si no por que te conducen a una melancolía muy poco practica.
El 1 X 2 no deja de ser el síntoma más triste de una política actual que no habla de proyectos, ni de ideas, ni de referentes. En definitiva, que no quiere saber nada de ideologías. Y un partido sin ideología es un partido zombi, sin alma.
Por eso me gustaría que el PP tuviera un congreso de ideas donde lo menos importante fueran las personas, aunque me temo que estas ultimas serán las protagonistas, una vez más.
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