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¿Por qué aplaudimos el esfuerzo inútil...?
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¿Por qué aplaudimos el esfuerzo inútil...?

Actualizado 12/01/2017
Manuel Rodríguez García Marogar

Decía Peter Drucker, el mesías de la gestión, que "No hay nada más inútil que hacer muy bien aquello que no debería hacerse". La típica lucha conceptual entre lo "eficaz" y lo "eficiente"? Si razonamos en términos futbolísticos, he visto muchas veces como en el Estadio Santiago Bernabéu los buenos jugadores pueden hacer maravillas con el balón, meter goles en abundancia, cualquier acción estética con la pelota será aplaudida hasta la extenuación pero, si un balón va a salir por una banda o por la línea de fondo, como el futbolista no lo persiga incluso arrastrándose por el suelo para recuperarlo, la grada nunca le perdonará esa "abstención" al figura de turno?

Dicen que "El entusiasmo no es algo genético, es un hábito que puede desarrollarse". Y para jugar en el Bernabéu se necesita que esas cosas se entrenen porque, en cualquier partido, siempre habrá dos o tres ocasiones para prodigarse en esas acciones inútiles que no llevan a ninguna parte. Phil Jackson, el entrenador de baloncesto que más títulos NBA ganó hasta la fecha, asegura que "Los sabios budistas sostienen que "solo hay una distancia casi imperceptible" entre el cielo y la tierra. Creo que lo mismo se aplica al baloncesto. Ganar un campeonato es un acto de delicado equilibrio y con la voluntad solo puedes lograr algo hasta cierto punto. Como líder tu tarea consiste en hacer cuanto está en tu mano para crear las condiciones perfectas para que el éxito, aparcando tu ego e inspirando al equipo para que juegue de la manera correcta, aunque llegados a cierto punto tienes que soltarte y entregarte a los dioses del baloncesto. El alma del éxito consiste en entregarse a lo que existe".

Por tanto, "solo hay una distancia casi imperceptible entre el cielo y la tierra" cuando una pelota está a punto de salir del campo de juego por cualquiera de sus límites. O te tiras inútilmente a por la pelota o te silbarán inexplicablemente hasta el próximo balón recuperado. Es parte de la sociología del fútbol, del estilo de cada equipo, seguro que en otros campos ocurrirán otras incongruencias. Volviendo a Phil Jackson: "Cuando eres entrenador no experimentas los mismos temores que tienes como jugador. Como baloncestista, te obsesionas por no fastidiarla y cometer un error que destroce el encuentro. Como míster, piensas de qué manera puedes entusiasmar a esos chicos y lograr que se centren en el partido. Te planteas qué clase de perspectivas puedes ofrecerles para que jueguen con más espontaneidad y qué cambios puedes producir en tu forma de entrenar a fin de colocarlos en una posición ventajosa". Pero, eso sí, Z. Zidane brilló un buen día por su clase superior si lo comparamos con los mejores futbolistas, aunque un mal día se vio agredido verbalmente por un defensa italiano y lo "empitonó" con un cabezazo en el pecho con la conocida "cornada del manso"? Eso sí, de haberse tirado al suelo para recuperar un balón perdido, los aficionados le habrían aplaudido a mansalva, más aún que con el golazo de la "Novena"?

Salamanca, 8.enero.2017.

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