La Pascua Nacional

Antes de entrar en más detalles, y ante la insistencia de españoles ?algunos de ellos universitarios- empeñados en relacionar la Pascua Militar con el franquismo, conviene recordar una vez más que fue instituida por Carlos III, en 1782, para conmemorar la recuperación de Menorca, en poder de los ingleses desde 1708. Hay que repasar la historia de España, la de verdad, porque, de lo contrario, se puede caer de lleno en el ridículo al afirmar que la celebración del aniversario de la conquista de Granada el 2 de enero de 1492, es también otro acto franquista. Parte de esa izquierda ultramontana, iletrada y revanchista acabará resucitando la memoria y la influencia de Franco, que una inmensa mayoría de españoles estaba a punto de olvidar.

El tema se presta al comentario porque hay cierto paralelismo entre la Pascua Militar, la pantomima montada en Cataluña y la situación actual de Gibraltar. Como decíamos antes, el 6 de enero se celebra la Pascua Militar, aprovechando un hecho de armas, resuelto favorablemente por los ejércitos españoles, para agradecer la especial dedicación de las FF.AA. al servicio del pueblo español, su unidad, su seguridad y su libertad. Que en este acto se premie la profesionalidad de quienes se han distinguido en el esmerado cumplimiento de sus obligaciones, es algo que también se contempla a diario en el ámbito civil. Que se tracen los ejes centrales de la política nacional de defensa, lo hacen todas las naciones democráticas. Ahora bien, que aún resuenen esas palabras en el Salón del Trono y ya estemos leyendo comentarios puntillosos porque se habla de soberanía nacional y unidad territorial, o que se insinúe la escasa presencia del elemento civil -¿también estorban los ejércitos en la Pascua Militar?- son ganas de horadar en el prestigio de unos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que cumplen fiel y honradamente con su misión. Conviene recordar que la Pascua Militar se celebra en todas las Regiones Militares, y que, a estos actos, además de las autoridades civiles, asiste también el personal civil cuya labor profesional ha sido merecedora de especial reconocimiento por parte del Ministerio de Defensa.

Así pues, no está demás refrescar la memoria para recordar que, al morir sin descendencia Carlos II, último representante de la casa de Habsburgo, la codicia de algunas monarquías europeas -Francia, por un lado; y Alemania con el Sacro Imperio Romano Germánico, por otro- apoyando, respectivamente, a sus aspirantes el duque d´Anjoy y el archiduque Carlos, dio lugar a la Guerra de Sucesión Española. Este conflicto armado con tintes de guerra europea, dentro de España devino en una especie de guerra civil en la que tomaron partido los distintos territorios nacionales. La guerra, que duró 12 años, pasó por situaciones cambiantes y la Corona de Aragón, de la que formaba parte Cataluña -¡quién lo diría!- apostó por el caballo perdedor. Por el Tratado de Utrecht, de 1713, se acabó reconociendo a Felipe V como rey de España. Cataluña, no obstante, siguió enfrentándose al rey establecido. Las tropas borbónicas tomaron Barcelona el 12 de septiembre de 1714. La famosa Diada de Cataluña conmemora la "heroicidad" del conceller en cap Rafael Casanova ?que se entregó rápida y voluntariamente- y murió en su casa 30 años más tarde. Trescientos años después, algunos dirigentes catalanes ?que no representan a la mayoría- pretenden equivocarse de nuevo, tergiversando la verdad y la legalidad. Volverán a fracasar a costa de debilitar el actual status del pueblo catalán.

Citábamos como tercera pata de esta Pascua Militar la actual situación de Gibraltar. Para dar fin a la Guerra de Sucesión, Inglaterra volvió a dar muestras de su astucia negociadora exigiendo como compensación la posesión de Gibraltar y la isla de Menorca. La alianza franco-española permitió recuperar la isla en la madrugada del 6 de enero de 1782. Su situación geográfica la ha convertido en posición deseada varias veces por ingleses y franceses, pero nunca fue considerada plaza verdaderamente estratégica, por lo que ya ha disfrutado más de dos siglos de tranquilidad. Otra cosa bien distinta es el tema de Gibraltar. Allí fracasaron todos los intentos, pacíficos o no, de recuperar lo que todo el mundo considera una anacrónica colonia dentro del mismo continente. Inglaterra, que a pesar de tanto Lord y tanto Sir, nunca se distinguió por su caballerosidad, siempre se agarró al fuerte valor estratégico de una plaza que cerraba el paso al Mediterráneo. En la actualidad ese valor estratégico ha desaparecido; la aviación y los proyectiles de largo alcance abren y cierran todas las puertas. Visto el escaso poder disuasorio de las Naciones Unidas, España solamente recuperará Gibraltar por vía diplomática. Ese día, cuando llegue, bien podría convertirse en la fiesta de la Pascua Nacional.