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Homenaje a Santa Isabel de la Trinidad en el Convento de los Carmelitas Descalzos
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CULTURA

Homenaje a Santa Isabel de la Trinidad en el Convento de los Carmelitas Descalzos

Actualizado 21/11/2016
Redacción

Manuel Benito Sendín y Luis Hernández Bueno ofrecieron su testimonio en un acto presentado y moderado por Eusebio Gómez

El Convento de los Carmelitas Descalzos sirvió de escenario para acoger el homenaje a Santa Isabel de la Trinidad. Manuel Benito Sendín y Luis Hernández Bueno ofrecieron su testimonio en un acto presentado y moderado por Eusebio Gómez.

María Isabel Catez Rolland nace el 18 de Julio de 1880 en un campo militar de Avor, cerca de Bourges (Francia). En contra de todos los pronósticos la niña llega a este mundo "muy hermosa y vivaracha". Cuatro días después, el 22 de julio, es bautizada con el nombre de Isabel Josefina. El 2 de agosto de 1901 entra en el Carmelo para dedicarse a una vida de oración, ampliando su ideal apostólico al mundo entero.

En el Carmelo es feliz. El Epistolario refleja de una forma maravillosa sus primeras impresiones. "No encuentro palabras para expresar mi dicha", "aquí ya no hay nada, sólo Él?Se le encuentra en todas partes, lo mismo en la colada que en la oración".

El 11 de enero de 1903, Isabel pronuncia sus votos religiosos. Los días 7 y 8 de noviembre está en silencio. Las últimas palabras que le oyeron sus hermanas de comunidad fueron: "Voy a la Luz, al Amor, a la Vida". En el amanecer del 9 de noviembre de 1906, deja de respirar.

El milagro obrado por Dios por la intercesión de la beata Isabel de la Trinidad fue la sanación de la señorita Marie-Paul Stevens, profesora de religión en el Instituto de los Hermanos Maristas de Malmedy (Bélgica).

Escribió varias pequeñas obras (Cartas, Elevaciones, Retiros, e innumerables Notas Espirituales) que conforman una magisterio breve pero intenso. Especialmente conocida es su famosa oración: "Elevación a la Santísima Trinidad", donde Isabel traza el perfil de Dios y su relación con el hombre de una manera teológicamente perfecta.

Fotos: Alejandro López

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