Rajoy contra las viudas

Desde hace meses estamos viendo a través de los medios de comunicación, numerosas noticias referentes al fondo de la Seguridad Social, gracias al cual se pagan las pensiones. Al ser un fondo fijo, su utilización debería estar tutelada por alguna entidad distinta del gobierno, puesto que de él dependen las decisiones sobre su administración. Se calcula que serán más de 18.000 millones de euros en 2017, creciendo su déficit, lo que pondría en riesgo su viabilidad a largo plazo. El Gobierno está listo para explicar que no le quedaban más opciones para superar la crisis, al parecer "heredada", desentendiéndose de su mala gestión. Las clases pasivas han sido a las que menos les ha afectado la crisis, a diferencia de otros colectivos, los jóvenes, los autónomos, el sector servicios, posiblemente porque el tramo de edad de quienes reciben las pensiones parece coincidir con el electorado más fiel electoralmente al Partido Popular. Pero resulta inútil pedir responsabilidades, siempre habrá una válvula de escape para el Gobierno que ha llevado, por primera vez en la democracia, casi a la bancarrota, a la Seguridad Social. No ha emprendido ninguna reforma estructural, como tampoco ha intentado evitar el desastre a pesar de todos los pronósticos, incluidos los redactados por aquellos economistas que militan en sus filas, quienes ya advertían del error debido a la falta de ingresos por la vía de las cotizaciones, porque este déficit aumentaría exponencialmente. Es lo que tiene apostar por el empleo precario, su cotización depende del volumen de su salario y del tipo de contrato. Siempre me he preguntado si Rajoy lee directamente los informes, o convoca a expertos y se queda pegado a su mesa siguiendo todas sus discusiones; lo digo porque parece alimentar sus decisiones a través de los resúmenes que le preparan sus asesores. Tarea que, por otra parte, es habitual para aquellos asistentes que rodean a todos los cargos públicos, sin excepción.

Sin embargo, cuando se tiene un problema, conoceremos a quién los afronta a través de las soluciones que proponga. Y ¿saben cuál ha sido? Modificar las pensiones de viudedad y pasarlas de contributivas a asistenciales. Del total de pensiones de viudedad, el 92% las reciben las mujeres. Aquellas viudas que perciben el 58% del salario que cobraba su marido y que representa la desorbitante cantidad de 650 euros. Por eso reciben el nombre de contributivas, por la vía matrimonial, dado que la mayoría son viudas de más 70 años. Ellas no se incorporaron al mercado de trabajo porque buscar un empleo era sinónimo de fracaso para el principal mantenedor de la familia, muchas han vivido la postguerra y coincidieron en su juventud con las enseñanzas de la sección femenina tan propensa a ensalzar las virtudes del hogar y la dedicación exclusiva al marido e hijos. El "eterno" Presidente las quiere pasar a asistenciales, es decir, a cargo de los Presupuestos Generales del Estado, y que, al no proceder de un empleo y de una cotización, la cuantía se rebajaría a los 400 euros. Es obsceno cebarse en el colectivo más débil y hacer pagar a las mujeres mayores los desastres de una torpe gestión. Pero este gobierno no es la primera vez que ajusta presupuestos a costa de los derechos humanos.