Bullying

Autora: Teresa Pajuelo López, activista por los Derechos Humanos

El acoso escolar o más comúnmente conocido como "bullying" se contempla como toda forma de maltrato físico, verbal o psicológico que se produce entre escolares, de forma reiterada y a lo largo del tiempo. Este tipo de violencia solía producirse en el ámbito educativo durante las clases y el recreo pero con los adelantos de las TICs y la aparición de las redes sociales su campo de actuación se ha masificado, tanto es así que ya existe un nuevo término para referirse exclusivamente al acoso entre iguales mediante los medios telemáticos: "cyberbullying".

Puede darse un caso de bullying que derive a su vez en cyberbullying y viceversa, como también pueden darse aisladamente el uno sin el otro, no tienen por qué estar intrínsecamente unidos. Pero el concepto es el mismo: se trata de violencia entre iguales (generalmente menores de edad) con el objeto de insultar, humillar y vejar a la víctima.

Estos fenómenos entre nuestros menores solo son un reflejo más de una sociedad enferma cuyos valores se han corrompido, donde lo importante es imponerse como individuo o como grupo a costa del sufrimiento o abuso de los otros.

El acoso escolar es una vulneración del derecho a una vida libre de violencia, a la no discriminación, a la educación, a la salud física y mental así como el respeto a la dignidad de la persona como ser humano y como tal se debe afrontar desde un plan integral que ponga en el centro los derechos humanos.

Como ejemplo de acción proactiva, Amnistía Internacional está desarrollando en Venezuela el programa "Creciendo con mis Derechos" que persigue la prevención e intervención contra la violencia. Se trata de una propuesta formativa para docentes y profesionales relacionados, que tiene el propósito de introducir a niños, niñas y adolescentes al conocimiento de los derechos humanos y el reconocimiento de los derechos de los demás. Es un programa que busca el desarrollo de valores de tolerancia y habilidades sociales necesarias para la prevención e intervención en el acoso escolar.

Los manuales desarrollados por Amnistía Internacional Venezuela buscan crear un espacio en las escuelas que propicie el pensamiento crítico, la reflexión y la transformación de las personas, previniendo los abusos contra los derechos humanos y la discriminación, fomentando el respeto, la empatía y la solidaridad a través de destrezas sociales en el trato con los demás.

Aparte de las acciones en Venezuela, Amnistía internacional desarrolló el proyecto "Stop Bullying" en Portugal, donde más de 800 alumnos de seis escuelas portuguesas han colaborado en actividades fruto de las cuales, Amnistía Internacional publicará un manual de buenas prácticas para prevenir el acoso escolar. Estas acciones también se están desarrollando en otros países como Irlanda, Italia y Polonia.

Cada año se suicidan en el mundo alrededor de 600 mil adolescentes entre los 14 y 28 años, cifra que, acorde a estudios realizados por diversas organizaciones, tiene alguna relación con el bullying y, concretamente, los países europeos son los más golpeados por este fenómeno al contabilizar alrededor de 200 mil suicidios por año, según informe elaborado por la OMS y ONU.

"En la UE, el acoso y maltrato por bullying lo sufren alrededor de 24 millones de niños y jóvenes al año" (según la organización británica contra el acoso juvenil "Beat Bullying"), y siete de cada diez jóvenes han experimentado alguna forma de acoso o intimidación, ya sea verbal, psicológica, física o a través de las nuevas tecnologías de la comunicación. Otro estudio de la "Asociación Americana de Pediatras", informa que el 78% de los adolescentes que termina por suicidarse fue acosado en la red y en la vida real; del mismo modo, informes de la ONU señalan que en Europa el ranking por incidencia de bullying es, por este orden, Reino Unido, Rusia, Irlanda, España e Italia.

Como se puede observar en el siguiente gráfico, en España la situación es alarmante.

Es una situación en la cual la responsabilidad de que estos hechos tengan lugar no solo debe recaer en los centros educativos, en los/as docentes y su dirección, sino que los padres de esos niño/as agresores/as, deberían parase a pensar en que valores están trasmitiendo para que sus comportamientos deriven a tales aberraciones, y una vez hecho esa introspección personal acerca de sus métodos educativos, sería necesario llevar a cabo un trabajo conjunto con el centro educativo para la reorientación del menor. Juntos podremos lograr , por lo menos en el mundo de los menores, un ambiente más sano, más justo y donde sus derechos más fundamentales estén preservados para un correcto desarrollo personal que les faculte para una convivencia en la cual esté erradicado el acoso y la violencia.