Perdices, liebres y conejos
Al contrario que las rabonas, los rabicortos apenas si se dejan ver en el monte
Da igual que sea caza menor, mayor, pelo que pluma, el mes de noviembre tiene en el campo a la cinegética como protagonista. Atrás quedaron ya los meses de desvelos por cuidar lo que quedó de madre en los cotos, y en este mes llega el momento de recoger lo que la naturaleza ha puesto, este año, un poco más que el anterior, lo que no era muy difícil por haber sido una de las peores temporadas de las últimas décadas.
La tónica general es que la perdiz crio en un principio de manera aceptable, pero que después fueron desapareciendo los perdigones como consecuencia de la depredación y la sequía, aunque el primer día se pudo tirar alguna perdigocha nueva en aquellos lugares donde aún la reina de la menor se defiende.
Por el contrario, la liebre está en uno de sus mejores momentos. A pesar de que lleva varios años ya salvando muchos bolos, este año también se ha podido comprobar que crio bien y que en las primeras jornadas también se dejaron ver.
En cuanto al conejo, los rabicortos no se recuperan en aquellos sitios en los que se caza. Solo aparecen en forma de plagas en aquellos puntos en los que la falta de control mediante la caza y la ausencia de depredadores han mantenido poblaciones estables, aumentando cada año hasta haberse convertido en un problema para algunos agricultores.