La huella de nuestros actos

Vivimos en sociedad. Y las relaciones que se establecen entre unos y otros pueden llegar a ser complejas. En esta interacción somos influenciados y a la vez influimos: En nuestro hogar, en el barrio, en nuestra ciudad, en el país. Cada persona con la que nos hemos relacionado desde nuestro nacimiento, ha dejado en nosotros un poco o mucho de ella, podríamos decir que nos ha dejado una huella, de ahí la importancia de nuestras acciones.

Me siento una persona afortunada, mi familia, mis amigos, las tareas que realizo y en la que me realizo. Soy un cúmulo de experiencias donde las personas más importantes que dejaron su huella en mí son mis padres, personas buenas, sensibles y generosas con los más débiles, ejemplo de vida; unas amigas entrañables Dolores, Isabel y Elisa, Religiosas del S.C. ; familiares, amigos, conocidos y todas las personas de mi alrededor. Su compañía, aciertos y a veces desaciertos me han acompañado siempre. Dejaron huella en mí, en mi forma de ver la realidad y de relacionarme con los demás. Me transmitieron una especial sensibilidad al sufrimiento de los más débiles, a la injusticia, esto me ha impulsado a actuar en la medida de mis posibilidades.

Cada uno tenemos diferentes roles en nuestra vida: Madre, padre, hijo, vecino, compañero, amigo o simplemente una persona que ocupa un lugar en esta sociedad. Y cumpliendo cada uno de ellos tenemos la responsabilidad de hacerlo con honestidad y valentía, de tratar "al otro" con dignidad, respeto y también con una cálida sonrisa ¿Por qué no?. Intento que sea así en mi hogar y con cada persona con la que me cruzo cada día, que en cada acción que realizo se "vea" mi interés y afecto hacia el otro. Y en este intento y buscando un canal donde mis ideas se vean reflejadas en mis acciones he llegado a Cáritas a la que sólo puedo dar las gracias por permitirme ser partícipe de su labor.

Las cosas son importantes, una casa, alimentos, necesidades básicas, pero las personas lo son más. Una sonrisa, el calor de una palabra amable que alivie una tristeza o preocupación; no cuesta dinero, sólo generosidad de tiempo y de voluntad. Si sólo un día hiciéramos un recuento de todas las personas con las que nos cruzamos en la calle, en una tienda, en una oficina, en el bus, los vecinos, contaríamos decenas. Y cada una de ellas nos ofrece una oportunidad para una sonrisa y una palabra amable, para demostrarle su valía como persona; y como el ser humano suele ser agradecido recibimos de ellas incluso mucho más. Pero también tengo que reconocer que muchas veces el miedo me limita a demostrar esto que pienso, no es fácil pero intento superarlo.

Y no sólo las personas nos dejan huellas, para mí hay canciones, letras, que me emocionan y que me hablan de que tengo una misión cuyo centro es el prójimo y siento que es la huella que deseo seguir, "Señor me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre?.tú necesitas mis manos, mi cansancio que a otros descanse?". La escucho y no puedo hacer otra cosa que responder a esta llamada.

En cada etapa de mi vida he encontrado personas que me han apoyado, he aprendido de ellas, me han ayudado a ser mejor, aunque tengo muchas cosas por mejorar. Y en agradecimiento, en cada etapa de mi vida, he intentado también dar algo de todo lo bueno que he recibido.

La situación que vivimos en este momento es difícil. Sé que mi tarea es seguir caminando, intentar ser feliz y, si es posible, poner un granito de arena para que los demás también lo sean.

¿Qué huella deseo dejar?, alegría, ilusión, respeto, dignidad, esperanza, una palabra cálida???Gracias. Julia.