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Necesito un boli para escribir controversias
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Necesito un boli para escribir controversias

Actualizado 12/11/2016
Jorge Moreno / El Norte de Castilla

Necesito un boli para escribir controversias | Imagen 1

Me vale uno de los que vende la Juventud Taurina para financiar sus actividades taurinas reservando una parte para Pyfano, uno de los que venden los de sexto curso de Medicina de donde sea para subvencionar su viaje de fin de carrera a donde sea destinando una parte para Médicos sin Fronteras en algún lugar peligroso, o uno de los que venden los chicos de la hermandad de los Siete Dolores para encargar un nuevo estandarte del Primer Dolor asignando una parte al economato de las cofradías apoyado por Cáritas. ¿Reclamo? ¿Publicidad engañosa? ¿Utilizar a otra institución en beneficio propio? Es posible. Ahí veo yo una controversia y necesitaba un boli para escribirla.

Compruebo que este boli es negro y yo también necesito un boli que pinte rojo, para que me queden bonitos cuatro corazones formando una cruz. Con él escribiré lo mejor que sepa todo lo bueno que llevo dentro de una institución tan poco controvertida y tan respetada, creo yo, como Cáritas Diocesana de Salamanca. Todo el afecto que tengo por los trabajadores que conozco, por los voluntarios que fueron compañeros, por las personas que he conocido gracias a Cáritas, por lo tantísimo recibido frente a lo poquísimo dado. Porque Cáritas, al contrario que la Iglesia, no suscita controversia. Igual que Cáritas Diocesana es menos controvertida que la Diócesis. Igual que algunas maneras de vivir la fe o de servir en la Iglesia, según cargo o carga, son menos controvertidas que otras a los ojos del mundo. Y por eso, como Cáritas es la Iglesia, como Cáritas Diocesana es la Diócesis, como yo, cofrade raso, soy tan parecido en el fondo al padre de familia del Camino Neocatecumenal o a la numeraria del Opus Dei, a una monja que salga en la tele o a la anónima superiora de las clarisas de Villaperdices, al periodista cristiano que trabaja en un medio o al que se gana la vida en otro, al deán de la Catedral o al señor obispo, quiero escribir en rojo que estamos unidos, fraternalmente unidos, en la misma controversia en medio del mundo, y que no por criticar públicamente una decisión concreta y aislada de Cáritas Diocesana de Salamanca la admiro menos, la quiero menos, o la estoy haciendo algún tipo de faena.

El caso es que necesitaba otro boli que pintara azul para colorear un terno Purísima y oro y garabatear el cielo que cubre El Cueto y Valdejimena, el mismo cielo que cada 12 de junio iluminaba La Glorieta abierta en Festival a las Hermanitas de los Pobres, como tantas otras plazas de España siguen abriendo sus tendidos a la causa de la Caridad, esa palabra tan hermosa pero tan controvertida seguramente por ser virtud del mismo Dios. Y por último, quisiera un boli que pinte verde para esbozar el manto de la Virgen de la Esperanza, el manto de los toreros, e imaginarme que nos cubre, que nos abraza y que borra de una vez las controvertidas, absurdas y peligrosas rayas que nos dividen a los cristianos. La separación de hermanos en la fe es una afrenta a la misma fe. La distinción entre conservadores y progresistas, una mundanización que nos resquebraja. Si ahora nos dividiéramos entre cristianos taurinos y antitaurinos sería para buscar con muchísima urgencia un quinto bolígrafo que sepa escribir arrepentimientos y quitarnos la tontería.

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