Yemen y como pisotear de nuevo los Derechos Humanos

Rubén Cuéllar Rivero, activista de Amnistía Internacional Salamanca

Brevemente, por un lado, tenemos a las fuerzas del "depuesto" presidente Hadi (desde enero de 2015), las fuerzas del ejercito yemení leales a él y la coalición de estados musulmanes de tendencia sunita, encabezada por Arabia Saudí y respaldada por algunas naciones de Occidente como EEUU, Francia o Reino Unido. Por otro lado están, la fuerzas rebeldes houzies -chiítas- a favor del predecesor de Hadi, el ex-presidente Saleh, también de tendencia chiíta (depuesto durante la Primavera Árabe) y además, las facciones del ejercito yemení afines a este último.

Sin entrar en un análisis geopolítico y militar, ni la razones de unas partes u otras, centrémonos en los crímenes de guerra y contra el resto de normas del Derecho Internacional Humanitario que las partes implicadas están cometiendo un día sí, y otro también. Además del desprecio por la población civil de las partes en conflicto y la indiferencia de aquellos países de Occidente que diariamente se jactan de la defensa de los derechos y libertades fundamentales.

Numerosos informes indican el arresto ilegal de personas por las distintas facciones, cuyo objetivo es conseguir información mediante la tortura y la eliminación de la disidencia. En algunas ocasiones a estas personas no se les comunica los delitos supuestamente cometidos, ni se hacía efectiva una tutela judicial, pudiendo llegar a pasar meses encerrados sin que ningún juez o fiscal se pronuncie al respecto. Algunas de estas personas no vuelven a aparecer, y las que aparecen, lo hacen con el cuerpo lleno de heridas y moratones.

También se indica el entorpecimiento de la llegada de ayuda humanitaria a la población civil. Algunos voluntarios y activistas de distintas ONGs denuncian haber sufrido ataques verbales e incluso físicos. Además de problemas como éste, está la excesiva burocratización que se impone al envío de ayuda humanitaria: coordenadas de la misión, mapas e informes, llegando incluso a exigir información a las ONGs sobre a quién se le entrega esta asistencia. Todo esto ha provocado que algunas organizaciones tengan que abandonar el país, considerando prácticamente imposible llevar a cabo su labor.

Dado el apoyo de las democracias occidentales antes mencionadas a la coalición, la venta de armamento se ha vuelto un negocio muy lucrativo para estos estados. De acuerdo con un informe de Amnistía Internacional, desde 2013 hasta mediados de este año, EEUU ha vendido unos 35. 700 millones de dólares en armas y Reino Unido 9 mil millones, de los que 4 mil millones fueron vendidos cuando el conflicto ya había comenzado.

Más de 3.500 personas han muerto desde el inicio de la guerra, alrededor de 7000 son los heridos, la mayoría de ellos civiles. Además 7,6 millones de personas sufren desabastecimiento y más de 3 millones de personas se encuentran desplazadas de sus hogares. Por ahora el conflicto no parece tener fin, a pesar de los intentos por parte de la ONU -el último este mismo mes- de alcanzar un alto el fuego entre las partes; indispensable para retomar las conversaciones de paz y abrir un diálogo nacional. La ONU también ha anunciado que pedirá una investigación por la violación de los Derechos Humanos en este país.