Éxodo silencioso

Quedan pocos cristianos en Irak, la mayoría de ellos están en campos de refugiados en el norte, bajo el paraguas Kurdo, muriendo en silencio, la mayoría procedente de las ciudades de Mosul y Alepo. Los pocos que sobreviven están resistiendo en la región de Basora, lejos de la primera línea del Daesh, en una zona relativamente estable entre campos de arroz y palmeras, muy cerca del Gofo Pérsico donde circula el 9% de las reservan mundiales de petróleo. En un país que vive en el caos, los cristianos no tienen milicias, ni partido político para protegerlos o encontrar un trabajo para sobrevivir, allí solo quedan los más pobres los que no pueden emigrar, entre el aburrimiento y el silencio, intentando pasar desapercibidos entra la población musulmana.

Todo comenzó en el 2003, cuando la invasión estadounidense provocó la caída Saddam Hussein, los cristianos empezarán a sufrir toda serie de persecuciones y agresiones. En esas fechas formaban un 3% de la población, ni siquiera representaban una unidad étnica. Existían cristianos de origen árabe, asirios-caldeos, armenios, turcomanos e incluso algunos kurdos. Sucede lo mismo en el aspecto religioso, existen caldeos católicos, asirios, melquitas, maronitas, armenios católicos y ortodoxos, sirianos católicos y ortodoxos e iglesias evangélicas. Los que los agresores no los diferencian, los que atacan lo hacen independientemente de sus particularidades.

El cristianismo está presente en esta zona desde el siglo I d. C., casi seis siglos antes de la llegada del Islam. Según la tradición de la Iglesia, llevó la buena del evangelio a esta zona el apóstol Tomás, intensificándose la presencia cristiana en el siglo III. La irrupción del islam en el siglo VII convirtió a los cristianos en una minoría sometida. Sin embargo, su presencia no se ha interrumpido, aunque en minoría, hasta este momento presente. Con los acontecimientos ocurridos entre junio y agosto de 2014 por el Daesh, provocarán la huida de cientos de personas no solo cristianas, también ciento de musulmanes que tienen que huir del fundamentalismo. Las milicias del Daesh dieron un ultimátum a los cristianos, tenían tres opciones: convertirse al Islam, pagar la Aljizya (un impuesto), o salir de Mosul con la ropa puesta. En ese momento cientos de cristianos tuvieron que salir de la ciudad, huyendo de las balas, las llamas y el horror. Los cristianos son rechazados en su propio país por su fe, la única salida para muchos es emigrar, el éxodo de la tierra de sus padres y sus abuelos ante el genocidio del Estado Islámico.

Son muchas las voces que hablan de genocidio a los cristianos en Irak, la comunidad internacional debe salvar lo poco que queda y garantizar la seguridad de los cristianos. Los violentos perseguidores del Daesh, marcaron a los cristianos con la letra "N" de "Nazareno", para quitarles su identidad y propiedades, mataron, violaron, vendieron a las mujeres como esclavas, convirtieron las iglesias en mezquitas, destruyen las cruces de los cementerios. La Associated Press ha informado que miles de cuerpos han sido encontrados en 72 fosas comunes y las imágenes revelan el asesinato a escala industrial de las minorías cristianas y yazidíes cometidos por el Estado Islámico.

A pesar de todo, de la gravedad de lo que está ocurriendo, lo han perdido todo menos su fe en Jesús de Nazaret. Ningún cristiano ha abandonado su fe, todos ellos, mujeres, hombres corrientes con miedo a morir, simplemente responden "soy cristiano". Muy cercanos a ellos, sus obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, sobreviviendo a duras penas con la llegada de ayuda de Occidente a través de la ONG "Ayuda a Iglesia Necesitada". Estos cristianos de Irak, aunque pocos en número, siempre han cumplido un papel muy importante. Son un factor de estabilidad, de unidad. Son puente de reconciliación, de paz, de respeto de los Derechos Humanos y defensa de la dignidad de la persona. La comunidad internacional debe ayudar a estos pocos cristianos que sobreviven con lo puesto para que tengan un futuro y puedan ser parte activa en la reconciliación y reconstrucción del país.

Nosotros, cristianos de a pie, además de ayudar en lo posible, debemos reafirmar nuestra pasión por el hombre concreto, centro de la misericordia, mantener vivo el recuerdo de las víctimas, luchar contra el olvido. Olvidar siempre ha desembocado en destrucción y barbarie, la astucia de la razón un devenir trágico y necesitado de las víctimas. Se impone una "memoria passionis" única manera de mantener viva la chispa de la esperanza, de mantener abierto el pasado. Es inhumano todo planteamiento de una causa si trivializa el sufrimiento de las víctimas. La única autoridad que nos juzga a todos es "la autoridad de los que sufren". Jesús dedicó su vida no sólo a predicar en las sinagogas, sino a liberar del sufrimiento de todo tipo de males. Cuando nos alejamos del sufrimiento la humanidad corre peligro, cuando la Occidente utiliza el sufrimiento humano como estrategia, degrada su propia causa. Solo haciendo nuestra su causa nos hacemos más humanos. Sólo desde nuestra oración y nuestra ayuda económica podemos ayudar para que estos cristianos hermanos puedan ser más fuertes en la fe.