Comienza el curso

Septiembre nos trae siempre el inicio del nuevo curso. Jardín de infancia, escuela, instituto, universidad, todos llaman a recomenzar los trabajos de formación básica o superior. En Salamanca en tono ralentizado por las celebraciones propias que trae consigo la fiesta de la Virgen de la Vega, que tiene su sede en la catedral vieja y es la patrona de Salamanca y su tierra. Los programas están ya a punto, y la novena religiosa se encuentra ya en marcha. Seguirán las celebraciones religiosas, los teatros, los musicales, los toros, el circo?

En el terreno de la política, se han abierto las puertas del nuevo curso con el intento de lograr la investidura para la formación de un nuevo gobierno por parte del candidato don Mariano Rajoy. Parecería que los políticos acabaron el curso anterior con rotundo suspenso y tienen que recuperar en el presente mes de septiembre. Y lo malo es que dan la impresión de que tampoco ahora van a recuperar el curso y de que tendremos que esperar a la Navidad con la celebración de las terceras elecciones.

También en la diócesis de Salamanca estamos iniciando el curso con nuevas espectativas. Ya tenemos nombrado un nuevo equipo de capellanes para la atención pastoral en los hospitales de Salamanca, que actuarán bajo la dirección y coordinación del delegado diocesano de pastoral de la salud. Y otra tanda de nombramientos de sacerdotes pretende llevar adelante los reajustes de atención a las muchas parroquias que han quedado vacantes en los últimos tiempos y que era necesario cubrir.

Dos nuevos religiosos atenderán la parroquia de El Encinar. Otros dos sacerdotes, los párrocos hasta ahora de la parroquia del Puente Ladrillo y de El Nombre de María, se harán cargo, además, de las parroquias de San Isidro y de San Francisco y Santa Clara, que dejan, el párroco de San Isidro por jubilación, y los franciscanos de San Francisco y Santa Clara por cese en su atención parroquial.

Los párrocos de Vitigudino, Aldeadávila y Ledesma, y otros cuatro más, van a ver su encargo parroquial sobrecargado con hasta un total de diecisiete pueblos sobre los tres, cuatro o más que ya regentaban. Malos tiempos nos esperan, porque no se dispone de nuevos sacerdotes que puedan suplir a los que se retiran por jubilación o enfermedad.

Pero el curso se presenta aún más movido en nuestra diócesis por la celebración de la Asamblea Diocesana largamente preparada. Y después pueden venir reformas de estructuras y ajustes de responsables: vicarios, delegados, arciprestes, etc., etc. El curso puede ser nuevo, movidito, a estrenar en muchos aspectos. Ya veremos si las reformas previstas para la renovación de la evangelización en esta iglesia diocesana exigen esos cambios y adaptaciones nuevas que parecen estarse esperando por parte de diversos estamentos de la diócesis.

Verdaderamente, el curso que ahora comienza va a ser particularmente nuevo y movido, tanto desde el punto de vista escolar, como desde la perspectiva política o desde el ámbito eclesial de nuestra diócesis. Ojalá que las situaciones estimulantes de las dificultades y novedades nos espabilen y nos fuercen a aprovechar los posibles frutos de estos momentos tan novedosos y difíciles. Adelante el nuevo curso.