Los cuatro jubilados vascos se despiden del pueblo agradecidos con la gran acogida de vecinos y Ayuntamiento
Cantalpino ha despedido esta mañana a los cuatro peregrinos vascos en dirección a la ermita onubense de Almonte para celebrar El Rocío. Ha sentido por unas horas el latido rociero y romero con la visita de Adolfo Guerrero 'Fito', Andrés Gamilla, José Ramón Larisgoitia y Pedro Zayas, los cuatro vecinos de Llodio (Álava) que han decidido rezar ante la Virgen más andaluza.
Sobre las 10 de la mañana, los rocieros de Euskadi han partido desde Cantalpino, ecuador del trayecto, rumbo al sur, en dirección a Alba de Tormes y a tantos pueblos y ciudades que les esperan en el Camino. Acompañados por el concejal Héctor Ruano los peregrinos han desayunado como Dios manda antes de partir en casa de la edil de Cultura y Teniente de Alcalde, Elena Sánchez, con alimentos típicos salmantinos, como farinato y chorizo casero, tostadas y café. "Esto sí que nos dará energía para todo el Camino", asegura entre risas uno de los invitados.
Una agradable eternidad
Estos minutos previos antes de la salida de Cantalpino han sido como una agradable eternidad, conversando, desgranando anécdotas y organizando nuevas rutas, ya que se les ha aconsejado algunos caminos de menor dificultad para ellos y sus animales. Rutas cortas para que las mulas, 'Chula' y 'Charo', puedan alojarse y refugiarse con tranquilidad y en buenas condiciones.
Se sienten muy animados con la peregrinación, y hoy más aún porque ayer recibieron la visita de sus familias que, además de darles mucho apoyo moral, les trajeron víveres y algunas prendas de más abrigo, porque afirman haber pasado mucho frío en el recorrido.
Se han despedido emocionados de los concejales por el trato especial recibido por las gentes de Cantalpino y en especial han agradecido la ayuda del Ayuntamiento, que se ha volcado en todo momento para que dispusieran de locales adecuados para su descanso.
Por su parte, los representantes municipales les han deseado un buen viaje y han expresado también su agradecimiento por haber compartido estas horas con sus familias, sobre todo por descubrir un mundo rico en anécdotas y valores.
Cantalpino ha sentido el alma peregrina
Para corresponder por la extraordinaria acogida cantalpinesa han regalado a los presentes una tarta típica vasca y pan en señal de confraternidad. Se les ofreció comida pero declinaron recibirla por disponer de suficientes víveres. "Con el recibimiento, acogida y calor recibido por Cantalpino nos vamos más que satisfechos".
Con la emoción en los ojos y los labios, dan el último adiós: "Ojalá el Camino nos vuelva a juntar en Cantalpino".
Cuando ya salían del pueblo, a lo lejos, unas manos se despedían de forma cariñosa. Cantalpino ha sentido el alma peregrina de estos cuatro jubilados vascos y, de alguna manera, viaja con ellos en su recuerdo.
Crónica y fotografías de Elena Sánchez
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