23 F y el pequeño Nicolás: recuerdos.

Estrenaba coche ese día, cuando los coches no venían tan equipados como hoy. Sin aparato de radio, cogí un transistor y me dirigí a la estación de ferrocarril a comprar unos sellos y echar unas cartas. Iba escuchando la votación de investidura de Calvo Sotelo. Me acompañaba mi hija de cuatro años, de pie y con la cabecita asomada entre los respaldos de los asientos me iba contando historias como si fuera un lorito, sin dejarme escuchar la radio. Avda. de Portugal abajo, llegamos a la confluencia con el Pº de la Estación y se oyeron disparos. Pedí a mi niña que se callara, pero se asustó y comenzó a llorar. Llegamos a la estación, entramos y yo lo hice en el transistor en la oreja. Estaban reformado la cafetería y unos albañiles, al verme de tal guisa, gritaron: GOOOOOL!!! Mi reacción fue decirles: "Nos están metiendo un gol por toda la escuadra a todos". Se arremolinó gente frente al mostrador del pequeño estanco que había y durante unos minutos compartimos las primeras zozobras que nos transmitía la radio. Volví para casa con mi hija, que no entendía qué pasaba y la noche fue de vela, siguiendo toda la información que daban las emisoras y la TV. Por la mañana compré todos los periódicos, que no conservo. La memoria histórica no había surgido todavía.

Conocí al Capitán Gómez Iglesias allá por el año 77. Era Teniente y residía en una población del cinturón norte de Madrid, puerta con puerta con un pariente mio. Yo era residente en Alcalá de Henares y nos veíamos con alguna frecuencia. Compartimos mesa y mantel y animadas sobremesas. Siempre se manifestó como demócrata y estaba orgulloso de ser lo que era y de tener unos antecedentes familiares (padre y abuelo) de militares de honor y servicio a España. Recuerdo que tenía una niña preciosa y su nombre, también lo recuerdo. Después de una breve estancia en el Pais Vasco, volvió de capitán a Madrid, al CESID. Yo había regresado a mi Salamanca y le perdí la pista. Me enteré por mi pariente, que lo visitaba en la cárcel de Alcalá de Henares, que lo habían acusado de conspiración, luego de rebelión. Su amistad con Tejero llevó al Comandante Cortina ( CESID) a solicitar su ayuda para exponer al bigotudo Teniente Coronel los planes que había para ejecutar el golpe, que fue tres días después de ese encuentro en un piso de Madrid.

El 23 F es otro capítulo oscuro de la historia de España. ¿Realmente quiénes organizaron aquel sinsentido? Después de las últimas informaciones, nos queda la duda de pensar si desde el Rey para abajo había mucho pez gordo que se ha ido de rositas, pagando algunos incautos de menor rango, que les vendieron el desatino como un servicio a España, buscando a un iluminado como Tejero, para dar apariencia de locura a todo aquello. Alguna generación venidera, si la memoria histórica no degenera más, podrá acercarse un poco más a la verdad.

Años después del golpe, fui vecino de un comandante de la Guardia Civil jubilado que se encontraba en Madrid el día de autos. Amigo también de Tejero, quiso subirse al autobús para participar y el propio Tejero se lo impidió con estas palabras: " Tú eres muy burro y la lias, tú te quedas". ( Contado por el propio interesado, q.e.p.d.)

Con estos recuerdos andaba yo, cuando descubro que el pequeño Nicolás, Francisco Nicolás Gómez-Iglesias, es nieto del Capitán Gómez Iglesias. Ahora empiezo a ver con más claridad las aventuras del pequeño soñador. ¿Será cierto que ha pertenecido al CNI ( antes CESID )? ¿Será que la criatura ha querido dar visos de realidad a las batallitas que le contaba el abuelo y hoy las ha querido hacer suyas? Quién lo sabe? de casta le vendrá al galgo.