Espaingistan

Hoy vamos a echar una partida a un juego de rol que Podemos llamar? gobernando Ciudadanos.

Nos ponemos en situación. Imaginemos a seis adolescentes en una habitación empapelada de posters de Juego de Tronos y con la melodía del Señor de los Anillos sonando de fondo. Mientras beben cocacola y comen patatas fritas empiezan a jugar al Espagistán. El objetivo del juego es sencillo, uno de ellos tiene que gobernar el país y para eso necesita que al menos cuatro de sus colegas le apoyen. En la calle llueve, estamos en un febrero muy frío y no apetece salir nunca de esa habitación, pero los chicos a las 10 tienen que estar en casa así que? hay que apurar, no tienen mucho tiempo, y esto de formar un gobierno se las trae.

Empieza el juego!! Nada más empezar, ya hay uno que decide ponerse a mirar el whatsapp y no quiere saber nada de lo que pasa. No tenía muchas ganas de jugar pero fue para no quedar mal con sus colegas. Uno de los jugadores entiende que la mejor manera de cumplir con el objetivo es hablar con todos menos con el del móvil porque no tiene mucho interés en la partida y está todo el rato enviando mensajes al grupo del insti. Empieza a hablar y a acordar qué es lo que debería hacer el gobierno de Espaingistán. Parece que todos están de acuerdo, de hecho, empiezan a hablar, a llegar a acuerdos, hay buen rollo. Pero? upsssss, otro de los chavales, empieza a fruncir el ceño y dice, muy serio, que esto de gobernar es mandar y así, de entrada, propone que o se hace lo que él dice o se marcha para su casa y así tiene más tiempo para echarse una partida al Metal Gear porque no juega desde la hora de comer y ya va teniendo ganas.

Y mientras uno mira el móvil y el otro sigue empeñado en que o se hace lo que él dice o no juega, el resto de chavales sigue jugando. Esto avanza, hay acuerdos, pero para que esto salga, es necesario que uno de los que está a otra cosa, se ponga a lo que tiene que estar. Y cada vez está más cerca la hora de irse a sus casas porque se enfría la cena. Y dentro de poco empezarán a recibir whatsapp de sus madres diciendo que se pongan la bufanda y se abrochen el abrigo cuando salgan a la calle. Y empiezan los nervios. Y este chico por qué se ha puesto así de bruto, oye, que yo quiero llegar pronto y en ese plan no hacemos nada, vamos a acabar ya.

Y? o el chaval que ha decidido ponerse en una esquina, con los brazos cruzados y la camisa arremangada entiende que no puede exigir a los demás lo que tienen que hacer, o la partida va a acabar con una fría vuelta a casa y con sus padres castigándole sin salir tres findes por llegar tarde.

Por cierto, el del móvil que desconectó al principio de la partida, hace rato que se ha quedado dormido.