Un joven sordo convierte su afición a los caballos en la esperanza de un futuro laboral

A veces los sueños se hacen realidad. Para ello fue necesario que confluyeran en un momento concreto tres personas admirables. Gregorio Marrón, el joven sordo de 17 años, que soñaba con los caballos. Su orientadora laboral, Alicia Abril, que suele tratar de que el mundo de su alrededor alcance sus metas y una excelente terapeuta que un momento dado lo dejó todo para especializarse en los tratamientos a través de las actividades de equinoterapia.

Salamanca hizo el milagro y hoy Gregorio acude cada día al Centro Ecuestre Caballos de La Ribera. El Centro Cultural de Personas Sordas de Salamanca ha desarrollado este programa a través de la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven-Garantía Juvenil, cofinanciado por el Fondo Social Europeo.

Gregorio Marrón acude con su madre el pasado mes julio al Centro Cultural de Personas Sordas de Salamanca donde Alicia Abril es su orientadora laboral. El joven sordo quiere integrarse en el Programa de Itinerarios Personalizados de Inserción Sociolaboral para Jóvenes con Discapacidad, con el objetivo de seguir con su formación y poder algún día integrarse en el mundo laboral. Sin embargo, su orientadora se da cuenta enseguida de que Gregorio tiene debilidad por los caballos y conoce a una especialista en terapias equinas. No se lo piensa dos veces. Prepara una entrevista con Covadonga Alonso y que valore si Gregorio puede, a través de un futuro convenio, realizar con ella prácticas en el Centro Ecuestre Caballos de la Ribera. Dicho y hecho. Se firma un convenio con la Federación de Asociaciones de Personas Sordas de Castilla y León para que jóvenes como Gregorio puedan hacer realidad sus aficiones a través de una formación en prácticas.

Covadonga Alonso ya sabe lo que es dejarlo todo por un sueño. De hecho, hace tres años se desplazó a Salamanca de su León natal para trabajar intensamente y seguir formándose en terapias para personas con discapacidad a través de los caballos. Por eso, ni se lo pensó dos veces. Gregorio también conseguiría alcanzar su reto. Desde el verano, Gregorio acude cada día dos días a la semana en horario intensivo para trabajar con Covadonga, aprender todo lo posible sobre el mundo de los caballos y conseguir su diploma que, en el futuro, le permita poder trabajar como asistente en este tipo de centros ecuestres. El hecho de su propia discapacidad puede ayudar a trasmitir mejor el mensaje a personas que, como él, nunca lo han tenido fácil.

Su orientadora laboral nos explica que "además Gregorio está completando su formación en un ciclo de automoción en el Río Tormes. Todo esto le ha cambiado la vida", asegura Alicia Abril. Está tan motivado que también quiere en Navidad entrar a hacer prácticas a un taller de coches.

Covadonga Alonso sabe que la vida le ha cambiado a Gregorio, al mismo tiempo que reconoce que para ella también ha sido una experiencia maravillosa que está dispuesta a repetir con otros jóvenes. A pesar de que Gregorio es sordo, la comunicación no ha sido un barrera.

Alicia Abril no pierde la ocasión de recordar que cuando se trabaja para potenciar las capacidades de las personas con algún tipo de discapacidad se obtienen resultados extraordinarios y sorprendentes. "Es cuestión", dice, "de dar una oportunidad".