Dos comisiones, dos ritmos

No se sabe bien por qué, pero el Partido Popular está marcando ritmos de trabajo muy dispares en las dos comisiones parlamentarias de investigación abiertas en las Cortes de Castilla y León. Mientras está sumamente interesado en dar carpetazo cuanto antes a la que encargada de esclarecer la pestilente trama eólica, no tiene ninguna prisa en investigar los sobrecostes y desaguisados de todo tipo que rodean la adjudicación, construcción, equipamiento y gestión del oneroso Hospital Universitario de Burgos (HUBU).

Pese a que dispone ya en las propias Cortes de casi toda la documentación solicitada, la comisión que investiga el HUBU acordó ayer darse de plazo hasta el 29 de febrero (menos mal que el año es bisiesto) para solicitar las correspondientes comparecencias, que por lo tanto, y como pronto, no comenzarán a producirse hasta el mes de marzo. Eso sí, el PP, que dispone de la presidencia y de una mayoría de bloqueo en la comisión, se ha negado a que la oposición se dote de asesores externos que les ayuden a "procesar" la compleja documentación técnica puesta a su disposición.

Por el contrario, al mismo tiempo que la oposición se ve obligada a salvar toda una carrera de obstáculos para poder consultar los expedientes de los parques eólicos, el PP pretende dar por concluidas en el mes de marzo las conclusiones de dicha comisión. Y eso que la investigación de la misma se ha ampliado a las operaciones Perla Negra- Parque Empresarial de Portillo, cuya truculencia es sobradamente conocida.

A primeros de febrero se fijará la relación de comparecientes ante esta comisión, lo que previsiblemente va a ser objeto de una nueva controversia política, ya que solo el listado propuesto por el grupo socialista supera el medio centenar de nombres. A la plana mayor de la antigua consejería de Economía, con el ex consejero Tomás Villanueva a la cabeza, los socialistas han añadido recientemente al ex consejero de Medio Ambiente Carlos Fernández Carriedo, quien no es otro que el actual portavoz del PP en las Cortes.

Entretanto, el nuevo Hospital de Burgos sigue cayéndose literalmente a trozos. Hace un par de semanas se desprendía una losa de la fachada, cayendo sobre una zona habitualmente transitada. Y no es el primer desprendimiento, ya que el pasado verano ocurrió lo mismo con una de las piezas aislantes del techo que cubre uno de los accesos, lo que obligó a colocar una red metálica en evitación de posibles desgracias personales. Ello en un hospital que no lleva ni cuatro años funcionando y que terminó costando 400 y pico millones más de lo previsto?