Salamanca pierde, otra vez

Tras conocer por este medio la noticia en el día de ayer confirmando el más que probable cierre de la Librería Cervantes, una de las señas de identidad de nuestra ciudad, intento echar la vista hacia atrás y reflexionar sobre la situación de Salamanca, que no deja de perder aquello que siempre nos caracterizó dentro y fuera.

En los últimos años, Salamanca ha perdido más de 6.000 habitantes ?sobre todo jóvenes-, que han decidido abandonar nuestra ciudad por falta de oportunidades. Por primera vez en décadas, el total de habitantes bajó de la cifra psicológica de los 150.000 habitantes, para situarnos en el año 2014 en 148.052 ?en 2010, la cifra ascendía a 154.462-. Este descenso da cuenta de la gravedad de la situación y de la pérdida de capital humano que cada día sale de nuestros barrios para irse a otras ciudades y países en busca de un futuro mejor.

Causa y consecuencia también de esta merma poblacional, en los últimos años hemos asistido incrédulos a sucesivas pérdidas de señas de identidad asociadas indisolublemente a nuestra ciudad: el centenario diario El Adelanto, la también centenaria Unión Deportiva Salamanca, la sede de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y, ahora, la Librería Cervantes. Tantos años, tanta historia y tantas anécdotas en torno a estas pequeñas partes de nuestra ciudad, que todavía cuesta creer todo lo perdido en tan poco tiempo.

El rumor sobre la posible desaparición de la Calle Azafranal de la histórica Librería Cervantes era conocido en la ciudad desde hacía algunos días, pero cuando llegó a mis oídos le di una importancia relativa, queriendo creer que se trataba de uno más de esos rumores que circulan sin que finalmente lleguen a confirmarse. Me costaba creer que una Librería con tanta "solera" y predicamento en Salamanca fuera a echar el cierre después de décadas al servicio de la difusión cultural entre tantos salmantinos, estudiantes y visitantes. Una marca reconocida por muchos y para muchos, un lugar donde encontrar aquello que en otros lugares no se podía encontrar con tanta facilidad. Un establecimiento que ha hecho gala del escritor que lleva su nombre, al convertirse en un verdadero "quijote" literario y cultural de Salamanca.

Pocos minutos después de conocer la noticia a través de este medio y tras compartirla en mi muro personal en Facebook, conversaba con un compañero sobre la importancia y la trascendencia de esta pérdida para Salamanca. Charlamos sobre el sector del libro y el cambio social producido en él con la llegada de las nuevas tecnologías ?que han incorporado nuevos usos y costumbres-, algo que seguramente tenga que ver con el final de la Librería Cervantes. Un negocio que en su día fue la envidia del sector y que todavía al inicio del presente curso escolar se podían ver largas colas a sus puertas para recoger los encargos hechos semanas antes. Sin embargo, en la breve conversación concluimos que, si finalmente el cierre se llevaba a cabo, sería un síntoma más de una preocupante y palpable decadencia a la que se debe poner remedio lo antes posible.

Pese al final que se vislumbra, todavía queda algo de esperanza para que podamos seguir encontrando abiertas las puertas de la Librería Cervantes en Salamanca, ese refugio para rodearse de miles de títulos literarios, de autores, de historia y de cultura. Y si el destino finalmente confirma la triste noticia, este rincón literario quedará en nuestro recuerdo colectivo, anhelando lo que un día tuvimos y tristemente perdimos como ciudad, otra vez.

José Luis Mateos

Portavoz del Grupo Municipal del PSOE en el Ayuntamiento de Salamanca